Los sistemas electorales son un engranaje relevante para el funcionamiento de la democracia. Si son manipulados, directa o indirectamente, se utiliza para instrumentar las dinámicas internas de dominaciones que complementan la función de los aparatos de estado.
Existe una tendencia analítica que valora las estructuras sociales únicamente como inmaculadas, distantes de cualquier indicio de dominación. Esta percepción se presenta a sí misma como la límpida demoralia del terruño de la política.
Los sistemas al margen o que le da a la democracia, como cualquier régimen, es una cobertura y un instrumento de poder y de dominación. El cual es producto de unas realidades políticas, económicas, determinadas y cambiantes que lo configuran y dotan de sentido a lo largo de la trayectoria histórica.
El segundo aspecto que se margina de esa óptica es que la democracia real es el resultado de las luchas sociales. Son ellas las que están en condiciones materiales de modificar o destruir las condiciones en que las clases sociales subalternas están ocupando el lugar que les asignan.
Las clases sociales subalternas logran una ruptura de los pactos políticos, instituciones o movilizaciones masivas insertas en el sistema y obtienen el sufragio. Ello, con el filo del sufragio. Adquirieron al menos el derecho de la igualdad ante la ley. No es suficiente. Aunque, está en muchas ocasiones ejercer el derecho de mayoría, pero al mismo tiempo con la posibilidad de defender a sus intereses sociales.
Hay diversos países que son considerados democracias consolidadas tienen unas de las legislaciones electorales más apropiadas constitucionales. La más añeja es la de Estados Unidos, luego sigue en la historia la propia. Las otras (Suecia, Noruega, Finlandia, Dinamarca, Holanda, Alemania, Bélgica, Andorra, Liechtenstein, Luxemburgo, (estas con regímenes de Monarquía teocrática), a excepción de Vaticano, donde no ha desmantelado las estructuras absolutistas y constitucionales como consecuencia de la república y revolución de 1848.
Las monarquías de la dominación, cedieron poder para sobrevivir como elementos simbólicos del Estado. No es poder real, pero cargado de un simbolismo cultural y moral.
De que las monarquías no perdieron, que asentaron que se redujo su figura, que separe de dos fuerzas, las instituciones de estado y los negocios. El ejemplo más relevante es el de Inglaterra.
Para el ejercicio fiscal 2025-2026 el financiamiento público a los partidos políticos será de 155 millones de euros (3 mil 335 millones de pesos).
Por otra parte, la fortuna personal del rey Carlos III es cercana a 770 millones de euros (16 mil 300 millones de pesos). Además, recibe una asignación gubernamental privada de los miembros de toda la realeza.
Este ejemplo y disquisición histórica es para entender el Pacto que en México se cambió para permanecer. Aunque la historia de la sociedad mexicana es una historia de dominación en el mundo republicano luego del virreinato.
El derecho básico, que se considera como base de la igualdad democrática y política es el del sufragio. Cuya expansión ha traído altibajos demostrativos. Un ejemplo de esa deformación de la democracia no idealizada es el discurso político de 1913 que no contempla los derechos sociales de diversos rincones del mundo.
La mancha más oscura es sin duda el sufragio del voto masculino de 1848 (1863) el derecho a sufragar se les regala a los hombres con alto grado de proletarización. El otorgamiento de ese derecho se ha dado en los contextos revolucionarios hasta el presente existen casos en que se les niega.
Dejando aquí los ejemplos históricos, que son muchos para entender el Pacto de dominación político en nuestro país republicano, pero fundado en el engranaje que es el sistema electoral.
El engranaje se transforma con el pacto electoral de 1910 mantuvo un sistema de organización de la dominación otorgándole cada suyo responsabilidad recaída en los ayuntamientos, desde el financiamiento del padrón electoral, hasta el nombramiento de los votos, lo cual mostraba la fuerza política que se había dado en el país en los cacicazgos.
El pacto de dominación les otorgaba una parcela de poder electoral a los caciques regionales. El sufragio y la organización del Partido de la Revolución Mexicana, el Partido Nacional Revolucionario y el Partido de la Revolución Mexicana fue lo que se dio con la reforma electoral de 1946 con el sistema presidencialista. Para ello se envió la propuesta a la Cámara de Diputados y la expedición federal de la Ley electoral de 1949 fue la que se expedió.
Lo anterior aunado a la consolidación del sistema presidencialista otorgándole en manos de una sola fuerza política el diseño, la ejecución y la organización del pacto de dominación posrevolucionario cambiando algunas piezas importantes de lo que algunos llaman “familia revolucionaria”.
Algunos otros cambios fuertes se dieron en el pacto de 1947 que fue en las elecciones municipales y en 1953 el ejercicio del sufragio a las mujeres en las elecciones populares. Los diputados de los partidos PRI, PAN, PRD, PT y PVEM no tuvieron el valor de impulsar la reforma que inicia la transformación de la dominación electoral a la Ley Electoral de 1977. No fue la gran reforma que algunos le han dado la denominación al grado de abrir la puerta a la democracia. Permitió la participación de otros partidos, sobre todo de izquierda, que venían de movilizaciones sociales. Los factores si permitieron abrir una fisura en el pacto de dominación político dando a la disidencia política, que en ese momento eran las fuerzas políticas, para cambiar sustancialmente las reglas del juego de la participación en el pacto de dominación. Los frutos tardaron más de dos décadas en madurar.
Los cambios al pacto de dominación desde el ámbito del sistema electoral de 1977 a 2014 con la creación del IFE se dio que de la élite en el poder se mantuviera en él y el ejercicio y la dominación. El nacimiento del IFE todavía mantuvo una influencia del gobierno sobre la decisión sobre las elecciones por medio del nombramiento de los consejeros electorales y de que la estructura de la institución, dependía en última de la Secretaría de Gobernación.
El pacto de dominación con la reforma de 2014 realmente inició un cambio en el sistema electoral con el nacimiento del INE para organizar los comicios con garantía a una mayor calidad y transparencia a partir de la competencia electoral se enfilan a una mayor igualdad.
Las reformas de 1996 y 207-2008 fueron las que profundizaron el paso que transformó el pacto de dominación, para que una élite con la posibilidad de la mayoría en el poder presidencial y que ha consolidado las reglas de mayor equidad de la competencia política.
La reforma de 2014 fue regresiva y su objetivo fue que los partidos de la élite (PRI, PAN y el PRD) pudieran compartir y turnarse el poder, pero también que en el gobierno pudieran compartir un mismo programa económico, social y político y que la forma y fondo de la oportunidad de ser la mayoría en las elecciones fuera de manera y fondo de la oportunidad de ser la mayoría en las elecciones fuera de la organización del INE.
Hoy el equilibrio de fuerzas le permite aumentar el poder a los partidos de izquierda, delinear el pacto de dominación y el futuro. La alianza de partidos que quiera el PAN y el PVEM es interesante para entender el delineamiento de los partidos y legisladores de representación de la élite en las instituciones para mantener la desaparición de los institutos y los organismos electorales y que mantenga la desaparición de los institutos y los organismos electorales y que mantenga los valores y principios del pacto político.
Los actores son políticos importantes, sobre esta materia, pero no el principal, los principales son los actores que saben que el pacto de dominación político solo otorga a la élite la presidencia de la república y los cargos federales y locales de organización y dirección.
Es responsabilidad del rumbo que toma la reforma, para que no se repita la elite la presidencia. Ella presentará la reforma de MORENA, la reforma al instituto, impulsar la reforma en la idea de estabilidad y paz social para poder mantener el poder a Morena o con la visión de futuro de este partido político o que puedan dar mayor equidad en la competencia y un diseño que mantenga la independencia de la institución federal y 32 locales que organizan las elecciones con mayor calidad, autonomía e imparcialidad. Pronto se sabe la moneda. La moneda está en el aire
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