El reciente acuerdo de cooperación comercial y de inversiones entre Estados Unidos y Argentina ha encendido las alarmas en el sector industrial brasileño. Los líderes de esta nación ven con preocupación los posibles cambios que podrían repercutir en las cadenas comerciales y de suministro, así como la amenaza de pérdida de competitividad en el mercado argentino.
Los expertos advierten que las implicaciones de este acuerdo podrían ser contundentes para el comercio brasileño. Durante el periodo de enero a octubre de este año, Brasil generó ingresos de 14,900 millones de dólares gracias a sus exportaciones a Argentina, de las cuales el 90% corresponde a productos manufacturados. Esta relación comercial se ve amenazada, y surgen interrogantes sobre las pérdidas potenciales que podría sufrir Brasil.
Cabe destacar que Brasil se ha posicionado como uno de los principales exportadores de granos y aceites a Estados Unidos. Sin embargo, este nuevo escenario podría erosionar sus ventas en ambos mercados. De hecho, hasta octubre de 2025, Brasil registró un superávit comercial de 5,100 millones de dólares con Argentina, un mercado crucial que ocupa el tercer lugar en importancia para el país, solo superado por China y los Países Bajos.
Casi el 6% de las exportaciones brasileñas se destinaron a Argentina, y más del 4.5% de las importaciones llegaron de este país. Sin embargo, uno de los efectos inmediatos del acuerdo con EE.UU. es la posibilidad de una merma en la cuota de mercado de los productos brasileños, dado que los equivalentes estadounidenses podrían resultar más económicos. Este riesgo es especialmente evidente en el sector de vehículos livianos, que abarca el 45.5% de las exportaciones brasileñas hacia Argentina en lo que va del año.
Marcela Franzoni, profesora de Relaciones Internacionales del Ibmec, señala que la industria brasileña, ya de por sí poco competitiva en varios segmentos, podría ver cómo su posición se debilita aún más en un momento crítico. Actualmente, las exportaciones hacia China están mayormente concentradas en productos primarios, principalmente petróleo y granos.
Franzoni también menciona un segundo efecto directo de este acuerdo: la incertidumbre sobre la continuidad de las regulaciones del Mercosur. Pone de manifiesto una tendencia en Argentina, que se suma a otros países, hacia la adaptación del grupo hacia un tratado de libre comercio menos estructurado. Las crecientes ventas individuales hacia China han socavado la lógica de la integración productiva que una vez caracterizó al bloque. En este sentido, la estrategia argentina representa una presión hacia una apertura unilateral, complicando aún más la posibilidad de establecer negociaciones multilaterales robustas.
Con el telón de fondo de estas dinámicas comerciales, el futuro de la industria brasileña en Argentina se dibuja incierto. Con cada movimiento estratégico, tanto por parte de Argentina como de Estados Unidos, las repercusiones sobre el comercio y la economía regional serán objeto de atención y análisis. Es previsible que, a medida que se desarrollen los acontecimientos, se sigan planteando preguntas sobre cómo adaptarse a un entorno comercial en constante cambio.
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