En el corazón de la controversia sobre el agua mineral en Europa, la reputación de marcas icónicas como Perrier y Vittel se enfrenta a un desafío sin precedentes. Un escándalo ha estallado en Francia, donde Nestlé, el gigante de las bebidas, ha sido acusado de utilizar tratamientos ilegales y no autorizados en sus aguas embotelladas. La situación ha escalado y ha capturado la atención de la Comisión Europea, lo que pone en juego no solo la confianza de los consumidores, sino también la integridad del sector.
Los documentos recientemente revelados indican que Nestlé empleó técnicas como la microfiltración y la exposición a rayos UV, prácticas que no cumplen con la normativa que rige la pureza del agua mineral. A pesar de que la empresa admitió el uso de estos tratamientos y pagó una multa de dos millones de euros para evitar un juicio, la controversia se adentra más en el ámbito gubernamental. La ministra de Comercio de Francia, Véronique Louwagie, notificó la intención del gobierno de consultar a la Comisión Europea sobre la posible revisión de las directrices que regulan el agua mineral natural.
El escándalo comenzó con investigaciones periodísticas que documentaron la detección de virus y bacterias asociadas a contaminación fecal en el agua, lo que lleva a cuestionar la salubridad del líquido que muchos consideran puro. Informes de la Agencia Nacional de Seguridad Sanitaria (ANSES) indican que los microorganismos presentes en el agua podrían ser una señal de prácticas de extracción irresponsables y deficiente protección de los acuíferos.
Un documento confidencial citado en las revelaciones señala que el director general de Salud de Francia había solicitado la suspensión de las operaciones de Nestlé, advirtiendo que el agua de sus plantas no era microbiológicamente segura. Sin embargo, el gobierno francés, tras recibir presión del Ministerio de Industria, permitió que Nestlé continuara su producción. Este hecho ha suscitado acusaciones de encubrimiento, ya que el estado estuvo al tanto de los problemas desde al menos 2021.
La lucha por la regulación del agua mineral se intensifica, y el nuevo sistema de microfiltración de Nestlé ha sido finalmente desautorizado por las autoridades regionales, que argumentan que dicho procedimiento altera el microbioma del agua, infringiendo las leyes europeas. A pesar del rechazo a este método, Nestlé defiende su postura asegurando que es esencial para garantizar la seguridad, aunque sin evidencias concretas de su eficacia contra los virus detectados.
Un informe reciente del Senado, que califica la actuación del Estado como una “ocultación deliberada”, exige mayor claridad legal y ha instado a la ANSES a realizar una evaluación científica sobre las microfiltraciones. Además, se ha activado una investigación judicial tras la denuncia de la ONG Foodwatch, quien alega que Nestlé ha engañado a los consumidores sobre la procedencia y calidad de su agua.
A pesar de que el gobierno sostiene que no hay riesgo directo para la salud pública, las acciones emprendidas y las evidencias reveladas plantean serias dudas sobre la transparencia y eficiencia del sistema regulador ante el lobby empresarial en la industria del agua. Este episodio destaca la necesidad de un enfoque más riguroso y responsable en la gestión de recursos hídricos, no solo en Francia, sino a nivel global. La integridad de la industria del agua mineral está en juego, y la confianza de los consumidores dependerá de la respuesta de las autoridades y de las acciones futuras de las empresas involucradas.
Este contexto, aunque infundido por información hasta el 22 de mayo de 2025, revela una preocupación actual sobre el futuro del agua mineral y la salud pública en un sector donde la confianza del consumidor es vital.
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