El entrenador mexicano Miguel “Piojo” Herrera inicia su camino hacia el Mundial de 2026 al frente de la Selección de Costa Rica, con la misión de asegurar un lugar para el torneo en las eliminatorias de Concacaf. Su primer desafío será en un partido complicado en terreno visitante contra Nicaragua, que se disputará en un campo de césped artificial. Este factor ha suscitado quejas por parte de Herrera y su equipo.
El director técnico nicaragüense, Marco Antonio “Fantasma” Figueroa, ha replicado a Herrera, calificando sus comentarios como una excusa. Destacó que el Estadio Nacional de Managua ha recibido la certificación de la FIFA y es adecuado para encuentros de clase profesional, donde han competido selecciones de renombre como Jamaica y Trinidad y Tobago. Figueroa también subrayó que si Costa Rica y su entrenador no están acostumbrados a estas condiciones es porque no han tenido que jugar en escenarios como los de San Vicente y las Granadinas o Bahamas, donde Nicaragua ha competido sin objeciones.
La confrontación verbal se intensifica con Figueroa afirmando que “el que no llora, no mama”, en un claro intento de restarle importancia a las quejas de su rival. De igual forma, la tensión se ve reflejada en la designación del árbitro del encuentro, el mexicano Marco Antonio “Gato” Ortiz, quien ha generado inquietud en la selección chilena. Este temor también se relaciona con la conexión entre varios miembros del equipo tico y el entrenador Herrera, lo que añade otro nivel de interés al partido.
En este contexto, Costa Rica se prepara para enfrentar no solo a un rival en el terreno de juego, sino también un choque de posturas que promete vivacidad en el desarrollo del juego. Con el futuro en sus manos, ambos conjuntos se alistan para una competición que va más allá de los 90 minutos.
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