Podrían cambiar de sede el acervo del Museo Dolores Olmedo, lo que ha despertado inquietud y debate entre expertos del ámbito cultural. El foco de esta controversia son las recientes modificaciones al fideicomiso del museo, que actualmente se encuentra en La Noria, Xochimilco. Hilda Trujillo, exdirectora de notables museos como la Casa Azul de Frida Kahlo y Diego Rivera Anahuacalli, cuestiona si estos cambios buscan efectivamente cerrar la actual sede y trasladar la colección al parque Aztlán, en Chapultepec.
Trujillo destaca que esta modificación podría tener repercusiones significativas, ya que considera que la sustitución de la fiduciaria original, Nacional Financiera (Nafin), por Cibanco SA, genera el terreno propicio para un cambio de sede que sería ilegal, en contravención de los deseos de la mecenas Dolores Olmedo. En una sesión extraordinaria del comité realizado en marzo de 2020, Nafin fue removida sin que se expusieran las razones detrás de esta decisión.
Olmedo, que falleció en 2002, eligió a Nafin como la fiduciaria debido a su vínculo con el Estado mexicano, institución que aportó más de 64 millones de pesos para establecer y mantener el museo. Su clara intención al crear el fideicomiso en 1993 fue que el patrimonio cultural estuviera disponible para el pueblo mexicano y el mundo, enriqueciendo así la vida cultural de la nación.
Uno de los cambios significativos en este proceso se produjo el 15 de agosto de 2016, cuando el comité técnico liderado por Carlos Phillips Olmedo, hijo de la coleccionista, aprobó modificar integralmente el contrato del fideicomiso en un intento de adecuarlo a las necesidades operativas contemporáneas.
El patrimonio del museo incluye 148 obras de Rivera, 26 de Kahlo, y una variedad de objetos culturales significativos, que conforman la herencia cultural que Olmedo se propuso preservar y compartir. El fideicomiso, establecido para garantizar que los bienes no abandonen su ubicación original, permite ciertos préstamos de obras bajo condiciones especiales, incluyendo la aprobación del comité y la cobertura asegurada en caso de exhibiciones.
Se establece que el fideicomiso es irrevocable y tiene una duración indefinida, abordando también el futuro de la fundación y su patronato. Sin embargo, surge la pregunta sobre el estado actual del patronato y su posible inactividad.
A pesar de los intentos por obtener información sobre estos cambios y el estatus del museo, incluyendo su cierre desde 2020, no se ha logrado una respuesta satisfactoria. La incertidumbre persiste, y se esperan aclaraciones que aborden tanto la situación actual del acervo como los planes futuros para el espacio cultural que ha sido un legado de Dolores Olmedo.
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