En México, la economía circular ha dejado de ser un mero concepto deseable para convertirse en una estrategia palpable con efectos significativos tanto a nivel económico como ambiental. A medida que el país avanza hacia la sostenibilidad, se ha logrado un hito esencial: la aprobación en 2023 de la Ley de Economía Circular de la Ciudad de México y el lanzamiento de iniciativas como Ciudad Circular: Basura Cero.
Un claro ejemplo de esta transformación se encuentra en Azcapotzalco, donde ya opera una planta de transferencia y selección de residuos que procesa entre 1,000 y 1,400 toneladas diarias. Esta instalación no solo demuestra que la circularidad puede escalarse, sino que también genera empleos calificados, contribuyendo a la construcción de una industria sólida.
Desde 2025, los Polos de Bienestar han emergido como puntos estratégicos para atraer inversiones privadas en proyectos de reciclaje, energías limpias y valorización de residuos. Estos espacios no solo ofrecen beneficios fiscales, sino que también alinean la gobernanza con políticas ambientales, creando un entorno propicio para el desarrollo sostenible. “Son lugares donde las políticas públicas se traducen en proyectos escalables”, destacó Matilde Saldívar, directora de The Green Expo.
Las proyecciones internas y externas sugieren que México tiene el potencial de generar hasta 4.8 millones de empleos verdes para el año 2030, enfocándose principalmente en la gestión de residuos, la innovación en materiales, la bioeconomía y la remanufactura. Estos nuevos empleos requerirán habilidades específicas, lo que a su vez abrirá oportunidades significativas para pequeñas y medianas empresas, comunidades y grandes corporaciones. Con un enfoque adecuado en financiamiento y capacitación, el país podría convertirse en un referente regional en sostenibilidad.
Cuatro sectores se destacan por su capacidad de generar un impacto considerable:
- Construcción: El reciclaje de escombros en nuevos concretos no solo reduce costos, sino que también disminuye las emisiones de carbono.
- Envases y plásticos: Con una tasa de recuperación del 63% del PET posconsumo, México se posiciona como líder en la región.
- Agroindustria: El bagazo de caña representa más del 90% de la bioenergía generada en el país.
- Energía y movilidad: Iniciativas como el reciclaje de baterías y el desarrollo de hidrógeno verde están siendo exploradas como nuevas cadenas de valor.
Según estimaciones regionales, los procesos circulares podrían generar ahorros y eficiencias que superarían los 621,000 millones de dólares anuales. “Transformar desechos en oportunidades es clave no solo desde una perspectiva ambiental, sino también en términos de competitividad”, enfatizó la directora.
Sin embargo, el camino hacia una economía verdaderamente circular presenta desafíos. Entre los principales obstáculos se encuentran la infraestructura desigual del país, la falta de reglas claras y un reto cultural: muchas empresas aún consideran la circularidad como un gasto, en lugar de adoptarla como una estrategia competitiva en mercados cada vez más exigentes.
Existen ejemplos locales que evidencian que la transición hacia la economía circular ya está en marcha, tales como programas de compostaje, el reciclaje de escombros y la expansión de Ecobici, que ha duplicado sus viajes en un año, reduciendo así las emisiones.
A medida que avanza la economía circular en México, la necesidad de escalar esfuerzos, coordinar acciones y forjar alianzas entre el sector público, privado y la ciudadanía se vuelve indispensable. Solo con una colaboración efectiva se podrá consolidar esta aproximación como un motor económico y ambiental sostenible a largo plazo.
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