Integrantes de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación de Guerrero (CETEG) llevaron a cabo un acto de vandalismo extremo al incendiar la sede del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) en la Ciudad de México. Este violento suceso ocurrió el 5 de junio de 2025, cuando los manifestantes rompieron la puerta del edificio con marros, desencadenando una serie de reacciones que resonaron en toda la nación.
El SNTE expresó su enérgico repudio a los actos de violencia y anunció su intención de presentar una denuncia ante las autoridades correspondientes. Según su comunicado, no se reportaron personas lesionadas gracias a que el edificio fue evacuado a tiempo. La sede, ubicada en la Calle de Venezuela, número 44, en el Centro Histórico de la CDMX, fue objeto de un ataque deliberado, solo un ejemplo de las tensiones actuales en el mundo educativo.
En respuesta a este incidente, la Secretaría de Educación Pública (SEP) condenó el vandalismo y llamó a la necesidad de mantener un diálogo pacífico que aborde las preocupaciones de los trabajadores de la educación de manera constructiva. En sus declaraciones, se reiteró el deseo del Gobierno de México de construir acuerdos que beneficien al magisterio nacional, recordando la importancia de proceder por la razón y el derecho, y no por la fuerza.
La Secretaría de Gobernación (Segob) también se pronunció, rechazando categóricamente las acciones violentas de la disidencia magisterial, al tiempo que destacó el papel crucial del Cuerpo de Bomberos de la capital, quienes lograron controlar rápidamente el incendio, evitando así daños mayores.
Mientras tanto, los contingentes de maestros provenientes de estados como Oaxaca, Chiapas, Guerrero, Zacatecas y la CDMX, que mantenían un plantón en el Zócalo capitalino desde el 15 de mayo, se encontraban en debate sobre su posible retorno a sus regiones. Este clima de incertidumbre y descontento refleja una realidad compleja en el ámbito educativo, donde las demandas de los docentes se encuentran en un cruce crítico con las acciones de protesta.
La situación educativa en México enfrenta desafíos sin precedentes, donde los conflictos entre diferentes agrupaciones magisteriales ponen de manifiesto la necesidad urgente de encontrar soluciones mediante el diálogo y el respeto. La violencia, como queda demostrado, no es el camino hacia la resolución de las legítimas demandas del magisterio, sino un obstáculo que debe ser superado en busca de un futuro más constructivo para la educación en el país.
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