Cada cultura tiene su propio léxico, y México no es la excepción, destacándose en la creación de palabras y apodos únicos. Uno de los términos más recientes que ha encontrado su lugar en el habla cotidiana es “Godínez”. Este apelativo se refiere a las personas que trabajan en oficinas, ya sea en el ámbito privado o en dependencias gubernamentales, y que suelen cumplir un horario de 9:00 a 18:00 horas.
El término “Godínez” se popularizó a través de redes sociales, usualmente cargado de un tono burlón, aludiendo a los sueldos modestos de estos trabajadores y a la percepción de sus vidas monótonas. Sin embargo, con el tiempo, la connotación ha cambiado, y ahora se ha vuelto un término común que describe las vivencias de millones que realizan labores administrativas, dejando de ser una etiqueta despectiva para convertirse en una parte integral de la cultura laboral mexicana.
No debe confundirse con el apodo “Tamarindo”, utilizado en la década de 1950 para referirse a los agentes de tránsito, cuyo uniforme café recordaba a la pulpa de dicha fruta. Mientras que “Tamarindo” rememora un tiempo de uniformes y reglas de tránsito, “Godínez” representa la vida moderna de trabajadores que, además de cumplir con su horario, se enfrentan a desafíos comunes como el insomnio, el estrés y una serie de padecimientos derivados de largas horas frente a la computadora.
Los “Godínez” suelen vestir ropa formal, optando por combinaciones que les permiten sentirse cómodos durante la jornada laboral. Llevar su almuerzo en un tupper es una práctica habitual, acompañada muchas veces de la camaradería que surge al compartir comidas entre compañeros. En celebraciones como los cumpleaños, es común que un colega tome la iniciativa de organizar una sorpresa, demostrando la bondad que puede florecer en un ambiente aparentemente rutinario.
La vida de un “Godínez” está marcada no solo por el horario fijo, sino también por la participación en actividades como las “tandas”, donde colectivamente se ahorra una suma de dinero para beneficio de alguien en el grupo. A pesar de los estereotipos, este estilo de vida ha tomado un nuevo significado, celebrándose en la cultura popular a través de programas y telenovelas que retratan las peripecias de la existencia diaria en un entorno de oficina.
Sorprendentemente, “Godínez” también es uno de los apellidos más comunes en México y su uso ha evolucionado desde los “Gutierritos” de los años 60, a quienes se les identificaba de manera similar. La transición de un término burlesco a una denominación cotidiana refleja cómo la cultura laboral ha cambiado, adaptándose a las nuevas realidades sin perder su esencia.
A medida que el mundo del trabajo avanza, “Godínez” no solo identifica a un grupo de trabajadores, sino que también simboliza la resiliencia y la adaptabilidad de los mexicanos en el contexto de una economía en constante transformación. Así, ser un “Godínez” no es simplemente una etiqueta, sino una parte de la identidad cultural que ha sabido sobreponerse a las críticas y al mismo tiempo, abrazar la cotidianidad de muchas vidas.
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