Al menos 15 personas han perdido la vida y otras 19 resultaron heridas en un trágico accidente de autobús ocurrido la noche del viernes en la carretera Interamericana, en el occidente de Guatemala. Este incidente ha conmocionado al país y ha llevado al gobierno a declarar tres días de duelo nacional en memoria de las víctimas.
El autobús, que pertenecía a la empresa Sinaloa, se precipitó aproximadamente 75 metros en una zona conocida como la cumbre de Alaska, en el departamento de Totonicapán, un área caracterizada por su geografía montañosa y peligrosos desniveles. Según el portavoz de los Bomberos Voluntarios, Leandro Amado, el vehículo cubría la ruta desde Ciudad de Guatemala hacia el departamento de San Marcos, que colinda con México, y transportaba alrededor de 50 pasajeros.
La tragedia ha dejado un saldo de fallecidos compuesto por 11 hombres, tres mujeres y un menor de edad. Las autoridades han informado que los heridos fueron trasladados a hospitales en la cercanía del accidente, con al menos 15 de ellos bajo cuidado médico debido a traumas severos y fracturas, destacándose uno en estado grave.
El presidente del país, Bernardo Arévalo, se ha manifestado en redes sociales, expresando su solidaridad con los familiares de las víctimas y destacando la importancia de la pronta recuperación de los heridos. La Policía Nacional Civil ha comenzado una investigación exhaustiva para esclarecer las causas que llevaron a este desgraciado suceso. Hasta el momento, el conductor del autobús, Francisco Javier López, de 28 años, ha sido detenido y se le considera sospechoso de homicidio culposo. La investigación considera la posibilidad de negligencia del conductor o una posible falla mecánica en el autobús.
Los accidentes en las carreteras guatemaltecas son un problema recurrente, y las autoridades ya están trabajando en una ley general de transporte que busca regular el sector de manera más efectiva. Se espera que esta legislación entre en vigor en un plazo máximo de un año. A pesar de los esfuerzos, la tragedia del viernes se suma a una serie de fatalidades en las carreteras, siendo la más reciente un accidente en febrero en el que 54 personas murieron al caer su autobús a un barranco en el ingreso norte de la Ciudad de Guatemala.
Ante este sombrío panorama, el director de Transportes ha asegurado que el autobús contaba con los permisos y seguros necesarios, lo que significa que las víctimas tendrán derecho a ser indemnizadas. Sin embargo, la reactivación de un seguro obligatorio para vehículos ha generado tensiones con el sector transportista, lo que complicará la implementación de medidas que podrían mejorar la seguridad vial.
La tragedia del autobús en Totonicapán es un golpe duro para una sociedad que enfrenta repetidos accidentes y cuya infraestructura vial requiere con urgencia reformas y medidas de seguridad más estrictas. La vida de muchas personas se ha visto trágicamente alterada, y las autoridades deberán actuar con prontitud para evitar que este tipo de incidentes se repitan.
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