Revista del libro ferial

Imaginemos un libro con alma, un objeto único en un vasto universo literario. Este libro, un volumen físico de cubierta dura, ha quedado rezagado en el bullicio del mercado editorial. A pesar de contar con una portada sobria y un precio accesible, no ha logrado conquistar la atención del público. Su historia se entrelaza con la de su autor, alguien que no es del todo desconocido, pero que, por caprichos del destino y las modas, no ha encontrado su audiencia.

Este ejemplar forma parte del stock que las editoriales llevan a ferias de libros, su presencia en estas exposiciones literarias es innegable. Ha estado en eventos reconocidos como la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, donde ha tenido la oportunidad de ser visto por personalidades de renombre: premios Nobel, artistas y políticos. Sin embargo, a pesar de pasar por tantas manos, todavía ansía encontrar un lector que lo valore.

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El libro observa con curiosidad y nostalgia cómo obras más populares son devoradas por el público, mientras él permanece en el estante, aspirando a ser un bestseller. Se alegra en el instante fugaz cuando un potencial lector se detiene a hojear sus páginas, esperando que el interés se transforme en una decisión de compra. Pero, con frecuencia, estas esperanzas se desvanecen, dejando al libro con la amarga realidad de ser devuelto a su lugar de origen.

No obstante, este volumen ha adquirido experiencia en su travesía. Ha desarrollado un entendimiento profundo sobre el público que frecuenta las ferias; ha visto tanto el aprecio como el desprecio. Se ha acostumbrado a la falta de un hogar permanente, reflexionando que, de haber sido adquirido rápidamente, nunca habría podido captar las complejidades de la humanidad y sus gustos literarios.

El libro teme que un día caiga en manos equivocadas, que un plagiario lo utilice para crear una obra menor que lo despoje de su esencia. Esta inquietud, sin embargo, también le ofrece un consuelo: si llega a ser útil, incluso para un delincuente intelectual, al menos habrá servido para algo. Además, ha sido testigo de la manipulación en el ámbito editorial y de cómo ciertos textos de calidad han sido tendidos a la sombra por publicaciones menos rigurosas.

Mientras se mantiene expuesto en distintos lugares, en la esperanza de ser finalmente leído, su alma literaria aguarda con paciencia. Conociendo los secretos de su propia creación y las decepciones que ha visto, el libro mantiene su vigilia. A medida que se despliega la historia del lector que finalmente lo elija, él susurra su mensaje: aquí estoy, esperando un hogar, aceptando el viaje literario que ansía en su interior.

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