El oro, conocido por su excepcional conductividad eléctrica, representa un recurso insustituible en el mundo de la electrónica. Este metal precioso se encuentra principalmente en componentes de ordenadores, smartphones y sistemas de sonido. Sin embargo, tradicionalmente, su extracción de estas piezas ha sido un proceso complicado y costoso, lo que hacía que, en muchos casos, no valiera la pena. Para sorpresa de muchos, investigadores de la Escuela Politécnica Federal de Zurich han desarrollado un método innovador que permite extraer oro a partir de una proteína de suero, desafiando así las nociones anteriores sobre la recuperación de este metal.
Encontrar oro en la basura podría convertirse en una realidad, ya que su uso se concentra en las placas de circuito impreso (PCB) que son parte esencial de casi todos los dispositivos electrónicos. Aparte de usarse en estas placas, el oro también está presente en procesadores, conectores y discos duros. Sin embargo, los métodos actuantes para su recuperación son sumamente complejos y, en muchos casos, implican el uso de sustancias químicas tóxicas. Aunque muchos intentan realizar estas extracciones en casa, a menudo la cantidad de oro recuperada no justifica el esfuerzo.
Los investigadores suizos han querido cambiar esta realidad. Utilizando un método que involucra la proteína de suero, conocida como ‘whey’, han encontrado una forma más eficiente y amigable con el medio ambiente para obtener oro. Este método, que excede a la simple gastronomía de los batidos de proteínas, utiliza condiciones ácidas y altas temperaturas para convertir la proteína en nanofibras que se ensamblan en un gel, resultando en una esponja capaz de atrapar metales, incluyendo el oro.
En su investigación, los científicos tomaron 20 placas base de ordenadores, de las cuales se retiraron todas las partes metálicas. Luego, estas fueron disueltas en un baño ácido que ionizó los metales. Posteriormente, sumergieron la esponja en esta solución, donde comprobaron que los iones de oro se adhirieron con una eficacia notable. Tras capturarlos, el siguiente paso fue calentar la esponja para liberar los iones y poder fundirlos en una pepita de oro.
El resultado de esta innovadora técnica fue prometedor: de las 20 placas base, se obtuvo una pepita de oro de 450 miligramos, con una pureza del 91%, lo que la clasifica en 22 kilates. Aunque el valor monetario de esta pepita asciende a unos 35 euros, lo verdaderamente revelador es que el coste de los materiales y la energía necesarios para su extracción es 50 veces inferior al del oro obtenido mediante métodos tradicionales. Este descubrimiento abre la puerta a una escalabilidad en la tecnología que podría transformar la forma en que se recuperan metales preciosos del desecho electrónico en el futuro.
En un momento donde la sostenibilidad es clave, este avance no solo resalta la utilidad de la ciencia, sino también la relación simbiótica entre la industria del bienestar y la tecnología. La proteína de suero, que se ha popularizado por sus beneficios en la nutrición, puede contribuir tanto a mejorar la salud como a la recuperación de recursos valiosos. ¿Quién iba a pensar que los batidos de proteína podrían tener una aplicación tan interesante en la búsqueda de oro?
Imágenes relacionadas con el proceso de extracción son cortesía de la Escuela Politécnica Federal de Zurich, donde estos avances continúan surgiendo en un ámbito de investigación vibrante y en constante evolución.
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