Los gobiernos de Ruanda y la República Democrática del Congo han dado un paso significativo en la resolución de un conflicto histórico al firmar un acuerdo en Washington. Este evento, que se lleva a cabo en un contexto de intensificación de tensiones debido a los avances del grupo rebelde Movimiento 23 de Marzo en el este del Congo, busca poner fin a tres décadas de enfrentamientos.
La mediación de Qatar y Estados Unidos ha sido crucial en este proceso, tal como lo destacó el secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio, quien describió el acuerdo como un “momento importante”. A la firma asistieron los ministros de Exteriores de ambos países, Olivier Nduhungirehe y Thérèse Kayikwamba Wagner, quienes han expresado la necesidad de un compromiso firme para que este acuerdo se traduzca en resultados concretos.
Este pacto no solo pretende detener el apoyo a grupos armados, sino que también abre la puerta a la explotación de los valiosos recursos minerales de la región. Sin embargo, los funcionarios han advertido sobre la necesidad de un seguimiento atento, ya que muchos acuerdos previos han fracasado en su implementación. Nduhungirehe reconoció la “incertidumbre” que rodea a este nuevo pacto, pero confía en que, con el apoyo adecuado, pueda marcar un “punto de inflexión” en las tensiones bilaterales.
Thérèse Kayikwamba, por su parte, hizo hincapié en que este acuerdo debe convertirse en acciones reales, incluyendo el retorno de desplazados y refugiados a sus hogares, y garantizar la protección de la población civil.
El acto formal de firma también se sitúa como un preámbulo a una cumbre de alto nivel, que reunirá a los presidentes Félix Tshisekedi de la República Democrática del Congo y Paul Kagame de Ruanda. Durante este evento, se espera que ambos líderes discutan el futuro de sus relaciones, en un marco donde el presidente de Estados Unidos ha reafirmado el rol de su país como mediador, proponiendo una nueva aproximación en contraste con administraciones anteriores.
Sin embargo, la administración actual también ha advertido de posibles “grandes castigos” en caso de que se incumpla el acuerdo. El presidente ha dejado claro que Washington ejercerá “mucha presión” para asegurar que ambos países cumplan sus compromisos.
Este acuerdo, considerado por muchos como un intento de poner fin a uno de los conflictos más prolongados de África, será observado de cerca por la comunidad internacional. La atención se centrará ahora en si puede generar cambios tangibles y permanentes en la región y si finalmente se logrará la paz que tanto anhelan sus poblaciones.
La información aquí presentada corresponde a la fecha del 27 de junio de 2025 y refleja el contexto y las dinámicas de atención en torno a un conflicto de profundas raíces históricas y consecuencias devastadoras.
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