En las semanas previas a unas cruciales elecciones parlamentarias, Moldavia ha emergido como un escenario clave en la lucha geopolítica entre Occidente y Rusia. Recientemente, las autoridades moldavas detuvieron a 74 personas en relación con un elaborado supuesto plan respaldado por Moscú, diseñado para incitar disturbios y desestabilizar el país. Esta acción se enmarca en un contexto más amplio de lo que se ha denominado como un ataque híbrido por parte de Rusia, el cual incluye tácticas de desinformación, compra de votos y manipulación sociopolítica.
Eugen Muravschi, un destacado experto del ‘think tank’ moldavo ‘WatchDog.md’, subraya que la estrategia rusa es compleja y variada, con un enfoque alarmante en la financiación para la compra de votos y la difusión de desinformación a través de redes de bots. Este año, las criptomonedas han cobrado relevancia como herramienta para estos fines, permitiendo un flujo de recursos difícil de rastrear, lo que plantea serias preguntas sobre la transparencia del proceso electoral en Moldavia.
La desinformación se ha convertido en un arma poderosa. Se utilizan redes de bots para amplificar noticias falsas y críticas hacia el Gobierno, al mismo tiempo que se despliegan influencers en plataformas como Facebook y TikTok para dirigirse a audiencias distantes de la política formal. Entre las tácticas más inquietantes se encuentran las órdenes gubernamentales falsas, que han causado estragos en las instituciones públicas moldavas. Un ejemplo notable incluye una supuesta directriz para exhibir banderas arcoíris en escuelas, que fue utilizada por la propaganda rusa para presentar a la integración europea como un ataque a los valores tradicionales moldavos.
Adicionalmente, el papel de la Iglesia Ortodoxa, alineada con Moscú, ha sido fundamental en la difusión de esta propaganda. A pesar de las advertencias de la autoridad electoral, sacerdotes han estado involucrados en actividades políticas, contradiciendo la separación esperada entre religión y política en las elecciones.
Las elecciones de este año han presentado un aumento en la intensidad y agresividad de la campaña de desinformación, en comparación con años anteriores. Muravschi destaca la creación de redes de “info-líderes” moldavos, quienes, entrenados y financiados por Rusia, manejan múltiples cuentas en redes sociales para difundir mensajes de propaganda. Además, se ha detallado la formación de un bloque político autoproclamado proeuropeo, cuyo objetivo es atraer a votantes a favor de Europa mediante la inclusión de políticos con lazos con Rusia, reforzando aún más la manipulación del electorado.
La autoridad moldava ha tomado medidas drásticas al llevar a cabo redadas y detenciones en relación con estas actividades de subversión. Este esfuerzo tiene como objetivo hacer frente a lo que se considera un intento coordinado por parte de Moscú para desestabilizar el país, con todos los riesgos que ello conlleva para la soberanía moldava.
Muravschi indica que el objetivo final de Rusia es establecer un Gobierno leal en Chisinau, lo que no solo significaría una restauración de su esfera de influencia, sino también la posibilidad de utilizar a Moldavia como una plataforma desde la cual desafiar a Europa y aproximarse a Ucrania.
Este enfoque cínico de la guerra se ha reflejado en la narrativa rusa, que presenta a Occidente como el responsable de los conflictos en Ucrania, mientras que a su vez advierte a los votantes moldavos sobre los peligros de acercarse a la Unión Europea. La promesa de precios atractivos en energía y otros incentivos es también una táctica utilizada para mantener la lealtad de las familias de bajos ingresos, que enfrentan costos crecientes.
La presidenta de Moldavia, Maia Sandu, ha hecho énfasis en que la integración europea no es solo una ambición, sino una cuestión de supervivencia para el estado, trasladando el reto de mantener la independencia a un primer plano en la agenda nacional. De hecho, la amenaza que representa el Kremlin se ha convertido en un tema central en el discurso político, con el objetivo claro de que Moldavia no se convierta en una base de operaciones para los intentos de Rusia de extender su influencia por Europa.
En este entorno tenso y cargado de incertidumbre, cada movimiento político y social se vuelve crucial, haciendo de las próximas elecciones un evento que podría definir el futuro de Moldavia y su camino hacia Europa.
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