El gobierno federal enfrenta un desafío crítico en su relación con la industria farmacéutica, marcada por una deuda sustancial que asciende a 15,000 millones de pesos. Esta situación ha generado inquietudes sobre la confianza y la inversión en el sector, según Rafael Gual, director general de la Cámara Nacional de la Industria Farmacéutica (Canifarma). Gual sostiene que la clave para estimular el desarrollo de esta industria radica en ofrecer certeza jurídica y solucionar de manera efectiva los adeudos pendientes.
En un contexto donde la presidenta Claudia Sheinbaum anunció un decreto que busca incentivar la inversión extranjera en la producción de medicamentos y suministros médicos a partir de 2026, Gual expresó que, aunque la propuesta es un paso positivo, es fundamental que se traduzca en regulaciones claras y ágiles. La falta de pagaderos y un marco regulatorio incierto son factores que desincentivan a las empresas a considerar a México como un lugar viable para sus inversiones.
El decreto, que espera su publicación inminente en el Diario Oficial de la Federación, contempla medidas para aumentar la capacidad de producción en los Polos de Desarrollo Económico para el Bienestar (PODECOBI) y reactivar iniciativas como los Laboratorios de Biológicos y Reactivos de México (Birmex). Pese a que esta estrategia podría posicionar a México entre las principales economías de la región en el ámbito farmacéutico, los desafíos persisten.
Gual enfatiza la importancia de un entorno regulatorio estable y de la transparencia en las compras gubernamentales. La industria farmacéutica, señala, no se establece indiscriminadamente en todos los países, sino que decide su ubicación estratégica en función de diversas consideraciones, lo cual incluye la capacidad de abastecimiento global. Imponer restricciones a la ubicación de plantas puede generar más incertidumbre y desconfianza entre los inversionistas.
La reacción de Gual al decreto es clara: aunque hay buenas intenciones detrás, es crucial que se materialicen en acciones concretas que respalden la inversión y aseguren el flujo de pagos en tiempo y forma. Sin un ambiente de confianza que incluya el cumplimiento de las obligaciones financieras, las probabilidades de atraer empresas a México disminuyen significativamente.
El futuro del sector farmacéutico en el país, que ya es el segundo más importante de Latinoamérica, depende no solo de incremento en la inversión, sino de establecer un marco que garantice la estabilidad y confianza necesaria para operar. Así, la situación actual presenta tanto retos como oportunidades, y será esencial monitorear la implementación de estas políticas a medida que el gobierno busca revitalizar la industria en los próximos años, particularmente de cara al año 2026.
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