La sidra es una bebida que, aunque puede disfrutarse durante todo el año, cobra especial protagonismo en el mes de diciembre, adornando muchas mesas mexicanas durante las celebraciones navideñas y de Año Nuevo. Sin embargo, al momento de elegir una sidra, es crucial saber que no todas las que llevan esa etiqueta son realmente auténticas. La calidad no se mide solo por el precio o la marca, sino por su proceso de elaboración y las características que debe poseer una sidra genuina.
La sidra auténtica nace de la fermentación natural del jugo de manzana, un proceso que puede extenderse durante varios años y que, en su forma más tradicional, implica el envejecimiento en barricas de madera. A pesar de su popularidad, muchas de las opciones más accesibles en supermercados no cumplen con este criterio. A menudo, estas bebidas están compuestas principalmente por concentrados de manzana, alcohol etílico añadido, gasificación artificial, colorantes y saborizantes, lo que las distancia considerablemente del producto original.
Para discernir si una sidra es genuina, una recomendación práctica proviene de expertos en la materia. Una trabajadora de la sidrería El Alma de Don Javier ha señalado en un video explicativo que una sidra auténtica debe producir espuma blanca al servirse. Si la espuma presenta otro color o se disipa rápidamente, es probable que se trate de una bebida gasificada con aditivos en lugar de un producto fermentado de manera natural.
Otro aspecto relevante es el tipo de manzana utilizada en la elaboración. Las sidras de calidad superior suelen estar hechas con manzana Perón, conocida por su jugosidad y acidez equilibrada. Además, es fundamental que una sidra 100% natural esté elaborada únicamente con manzana; la inclusión de otras frutas la clasifica como una bebida saborizada, no como sidra.
Respecto a su contenido alcohólico, la sidra tradicionalmente no emborracha, ya que la fermentación natural de la manzana genera una bebida con un promedio de 3% de alcohol. En contraste, las sidras que son más potentes suelen tener alcohol añadido de forma artificial.
Sobre si la sidra engorda, es importante señalar que durante el proceso de trasiego —cuando el líquido se traslada de un recipiente a otro— se eliminan los sedimentos, que incluso pueden ser utilizados para producir vinagre de manzana. Así, muchos productores aseguran que la sidra natural no es pesada e, incluso, hay quienes la consideran digestiva.
Para disfrutarla, es recomendable servir la sidra bien fría. Es una opción versátil, ideal para acompañar pescados, carnes blancas, charcutería, quesos y hasta carnes asadas. Además, algunos la consumen sola, como un digestivo después de una comida copiosa.
Un mito común es referirse a la sidra como “el champán de los pobres”. Sin embargo, los productores defienden que este término es despectivo y que la sidra posee su propia identidad, tradición y sabor que no necesita comparaciones.
Este artículo busca proporcionar una guía sencilla para elegir y degustar sidra. Ya sea para los brindis festivos o simplemente para disfrutar, con esta información, los consumidores podrán tomar decisiones más informadas sobre su elección de sidra en estas fiestas.
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