La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo ha propuesto un ambicioso plan de reformas en el ámbito electoral que promete transformar varios aspectos del sistema electoral mexicano. Durante una reciente conferencia matutina desde Palacio Nacional, Sheinbaum abordó la necesidad de reducir el presupuesto del Instituto Nacional Electoral (INE) y de repensar la asignación de recursos a los partidos políticos a través de prerrogativas. También se planteó una revisión del número de diputados y senadores de representación proporcional, conocidos como plurinominales.
La presidenta hizo hincapié en que el INE ha excedido sus funciones al opinar sobre la validez de los votos en la reciente elección del Poder Judicial de la Federación (PJF), argumentando que esas atribuciones corresponden al Tribunal Electoral. Según su perspectiva, el INE debería enfocarse en asegurar elecciones claras en lugar de adoptar posturas políticas, lo que considera que muchos de sus consejeros han hecho, actuando más como opositores al gobierno de la Cuarta Transformación que como garantes de la voluntad del pueblo.
Sheinbaum recordó que, en su plan de gobierno, ya está incluida una reforma electoral como uno de sus compromisos fundamentales. La presidenta destacó el costo exorbitante de 8,000 millones de pesos que demandó la última elección, lo que refuerza su argumento a favor de una revisión del financiamiento al INE y a los partidos.
El ecosistema político también se ha movido en apoyo a esta propuesta. Ricardo Monreal, coordinador de Morena en San Lázaro y presidente de la Junta de Coordinación Política, se alineó con la visión de Sheinbaum, señalando que históricamente cada presidente ha impulsado reformas electorales después de las elecciones presidenciales, lo que sugiere que este proceso está en sintonía con las prácticas políticas recientes en México.
Estas discusiones sobre la reforma electoral están previstas para iniciar en septiembre, cuando arranquen las sesiones ordinarias en el Congreso. Monreal reafirmó que esta tendencia de modificar las normas electorales cada seis años no es un hecho aislado, sino más bien parte de un ciclo político establecido.
El panorama actual sugiere que la administración de Sheinbaum está lista para hacer ajustes significativos que podrían impactar tanto el financiamiento electoral como la estructura de representación en el país, llevando con ello a un debate en torno a la reforma electoral que capte la atención de la ciudadanía y las instituciones políticas por igual.
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