El Gobierno de Claudia Sheinbaum ha decidido involucrar al sector privado en la revitalización de las empresas paraestatales energéticas, como Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE). Este movimiento se materializa en una serie de contratos que comienzan a ejecutarse en un contexto de deuda elevada y rendimiento estancado para Pemex. Este viernes, la petrolera más endeudada del mundo firmará cinco contratos significativos para desarrollar diversos campos, incluidos Tamaulipas Constituciones y Cuervito. Pemex, de acuerdo con un comunicado para inversionistas, recibirá un bono inicial de 50 millones de dólares de las empresas adjudicatarias.
La inauguración de este esfuerzo privatizador se da en un momento crítico: Pemex reporta una deuda superior a los 100 mil millones de dólares y una producción de solo 1.6 millones de barriles diarios. A pesar de esta situación, la dirección de Pemex ha proyectado que la participación en estos nuevos proyectos permitirá una recuperación parcial. Por ejemplo, el consorcio mexicano 5M ha ganado contratos que garantizarán a Pemex un retorno significativo, con bonos que oscilan entre 5.1 millones y 25.2 millones de dólares, dependiendo del campo.
El campo Cuervito, en la cuenca de Burgos, es otro de los proyectos en mira, donde se estima que las reservas de gas podrían alcanzar hasta 262 mil millones de pies cúbicos en dos décadas. En el lago de Agua Fría, se prevé que Pemex mantenga una participación del 48%, con proyecciones de 129 millones de barriles de petróleo a ser extraídos. Asimismo, la firma Cesigsa también se ha hecho con un contrato en el campo Tupilco Terciario, asegurando una participación del 64% para Pemex, con un bono correspondiente de tres millones de dólares.
La secretaria de Energía, Luz Elena González, ha anunciado también un ambicioso plan en el sector eléctrico, consistente en 20 proyectos de generación que implican una inversión de 4,752 millones de dólares. Con la meta de incrementar la capacidad de generación en más de 3,320 megawatts mediante energías renovables, estos proyectos son vitales para mejorar la infraestructura eléctrica del país y están programados para comenzar entre 2027 y 2028.
Este enfoque de apertura hacia el sector privado, aunque novedoso para la actual administración, busca reforzar la trabajos de CFE y Pemex en sectores estratégicos. Con una clara prioridad en el desarrollo de energías limpias, la administración de Sheinbaum se ha comprometido a aumentar la participación de las empresas paraestatales a pesar de las condiciones económicas adversas del país.
Así, la política energética del gobierno está diseñada para establecer a Pemex y CFE como pilares fundamentales que, en colaboración con empresas privadas, aseguren un futuro más sostenible y económicamente viable para el sector energético nacional. Se espera que con la segunda ronda de proyectos eléctricos privados, programada para enero próximo, se continúe con esta tendencia de alianzas estratégicas, claves para enfrentar los retos actuales del sector y el crecimiento energético de México.
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