La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, afirmó el jueves que su gobierno se opone al intervencionismo de Estados Unidos en Venezuela, subrayando que esta postura no afectará su relación con Washington. En su conferencia matutina, la mandataria mexicana insistió en que su enfoque va más allá del conflicto actual entre ambos países, reafirmando la importancia de buscar soluciones pacíficas a través de mecanismos de la ONU.
Sheinbaum autodenominó “gravísimo” cualquier acuerdo que pudiera implicar la intervención en Venezuela, indicando que tal acción violaría la Constitución de la República. Destacó que esta visión debe prevalecer no solo en México, sino también en otros países de América Latina y más allá. En este contexto, comentó la posición del presidente electo de Chile, Antonio Kast, sugiriendo que, aunque las posturas puedan diferir, México promoverá una solución pacífica y no intervencionista.
Poco tiempo después de estas declaraciones, Sheinbaum ofreció a México como posible territorio para negociaciones, enfatizando que las partes deben contar con un espacio propicio para el diálogo. Su anuncio resonó en un momento de escalada en la influencia de Estados Unidos sobre Venezuela, especialmente desde que el expresidente Donald Trump ordenó un “bloqueo total de los petroleros sancionados” que operan en la nación sudamericana. Esta decisión subraya el interés de Washington en los recursos petroleros venezolanos, justificado por su lucha contra el narcotráfico.
El conflicto entre Estados Unidos y Venezuela se intensificó cuando Trump incluyó al presidente Nicolás Maduro y a varios miembros de su gobierno en la lista del Departamento de Estado de terroristas, una acción rechazada de inmediato como “ridícula” por el gobierno venezolano. Caracas la interpreta como una maniobra destinada a justificar una futura intervención militar bajo el discurso del cambio de régimen.
En este contexto complejo, el despliegue militar estadounidense en el Caribe ha crecido, canalizando el 20% de su poderío naval global para abordar la supuesta amenaza narcotraficante en la región. La implicación de este enfoque se evidenció cuando Trump advirtió sobre ataques terrestres inminentes contra narcotraficantes, lo que podría implicar operaciones dentro de territorios de otros países.
Así, México se posiciona estratégicamente como un actor clave en el conflicto, llamando a la comunidad internacional y abordando la relación diplomática con Estados Unidos desde una perspectiva de defensa de la soberanía y búsqueda de soluciones pacíficas a disputas internacionales.
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