En un reciente evento, la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, realizó declaraciones categóricas contra el surgimiento de mantas promocionales en Michoacán, que exhiben mensajes de apoyo hacia el líder del Cártel Jalisco Nueva Generación, Nemesio Oseguera Cervantes, conocido como “El Mencho”. Este fenómeno, que ha generado hondas preocupaciones en la sociedad, es considerado una apología de la delincuencia organizada y fue contundentemente rechazado por la funcionaria.
Durante su intervención, Sheinbaum enfatizó la necesidad de erradicar cualquier forma de exaltación hacia los grupos criminales que han infiltrado diversas regiones del país. “Estamos en contra de la apología de estos grupos delictivos”, afirmó, subrayando que la normalización de este tipo de mensajes pone en riesgo la seguridad y el tejido social. La aparición de estas mantas ha sido interpretada como un intento por parte de organizaciones delictivas de afianzar su poder y presencia en la comunidad, un hecho alarmante que ha sido elogiado por la violencia que ha caracterizado a la región en los últimos años.
Vale la pena recordar que Michoacán ha sido uno de los estados más afectados por la guerra entre cárteles en México, con un impacto significativo en la vida cotidiana de sus habitantes. Las comunidades locales a menudo se encuentran atrapadas en cruzadas violentas, donde los grupos del crimen organizado despliegan sus contiendas en un escenario que brutaliza la estabilidad de la zona. Ante esta situación, las autoridades se enfrentan a un desafío monumental: restaurar la paz y garantizar la seguridad sin recurrir a la estigmatización de la población civil.
El rechazo de Sheinbaum a las mantas no solo refleja una postura política clara, sino que también se alinea con un creciente clamor social por la paz y la seguridad. La gobernante se posicionó como una voz en contra del miedo que, cotidianamente, permea en las vidas de los ciudadanos, resaltando que la sociedad no debería aceptar la glorificación de individuos dedicados al crimen.
Esta situación pone de manifiesto la importancia de fortalecer el tejido social y fomentar un discurso que contrarreste la narrativa de los grupos delictivos. En un contexto donde las redes sociales y los medios de comunicación juegan un papel fundamental en la formación de la opinión pública, el posicionamiento de figuras como Sheinbaum se vuelve crucial para alcanzar un cambio real.
Mientras las autoridades y la sociedad en su conjunto continúan enfrentando este reto, el mensaje es claro: defender la paz y rechazar la apología del crimen es una tarea que involucra a todos. La lucha contra la delincuencia organizada no se limita a los operativos de seguridad, sino que requiere un esfuerzo conjunto que promueva una cultura de paz y rechazo a la violencia, en un país que anhela recuperar su tranquilidad.
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