En México, el consumo de leche es un hábito profundamente arraigado en la dieta diaria de sus habitantes, con un promedio que oscila entre 124 y 135 litros por persona al año. Este alto consumo ha motivado que la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) lleve a cabo estudios periódicos para certificar la calidad de los productos lácteos que se ofrecen en el mercado.
Recientemente, la Profeco publicó un análisis en la Revista del Consumidor donde revisó un total de 85 marcas de leche en circulación en el país. Este estudio abarcó una amplia variedad de productos, incluyendo leches enteras, deslactosadas, descremadas, semidescremadas, evaporadas y mezclas con grasa vegetal.
Si bien la mayoría de las marcas cumplieron con las normas de calidad, llamó la atención que una marca en particular, vendida en las populares tiendas 3B a un precio de tan solo 12 pesos, no logró cumplir con los estándares establecidos.
En una conferencia matutina celebrada el 8 de septiembre, Iván Escalante, titular de Profeco, ventiló que el producto LactiLac no se ajustaba a lo que estipula la NOM-051-SCFI/SSA1-2010, que regula el etiquetado de alimentos y bebidas no alcohólicas preenvasados. El envase de LactiLac indica que se trata de una “bebida láctea con grasa vegetal ultrapasteurizada”; sin embargo, por sus características, debería catalogarse como imitación de producto lácteo con grasa vegetal.
Es relevante subrayar que, aunque este producto no es inseguro para la salud, sí incurre en publicidad engañosa por no presentar la información de manera clara ante el consumidor. La Profeco ha exigido a la empresa responsable que corrija el etiquetado para transparentar la verdadera naturaleza del producto. Mientras tanto, si los consumidores ya han adquirido este producto, no hay necesidad de desecharlo, ya que su consumo no representa un riesgo.
La confusión radica principalmente en cómo se presenta la información al consumidor, que podría inducir a errores al momento de la compra. Este caso resalta la importancia de prestar atención a las etiquetas antes de realizar una compra.
Con respecto al etiquetado de la leche, Profeco proporciona una guía breve sobre los elementos esenciales que todo consumidor debería revisar en el envase:
- Denominación del producto: Debe especificar si es leche entera, deslactosada, descremada, evaporada o una imitación.
- Contenido neto: La cantidad real de líquido que contiene el envase.
- Ingredientes: Deben estar indicada las adiciones como grasa vegetal.
- Fecha de caducidad o consumo preferente: Crucial para evitar el consumo de productos vencidos.
- Datos del fabricante o importador: Nombre, dirección y razón social.
- Leyendas de conservación: Instrucciones como “mantener en refrigeración”.
Este análisis de Profeco pone de relieve la necesidad de ser consumidores informados y atentos, lo que permite tomar decisiones más acertadas al momento de adquirir productos lácteos y otros alimentos. En tiempos donde se busca la transparencia y la confianza en los productos, la vigilancia de la calidad y el etiquetado adecuado se vuelve esencial.
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