Durante marzo pasado, 15 de las 32 entidades federativas de México enfrentaron caídas en su actividad industrial en comparación con el año anterior. Entre ellas, destacan tres estados, Tabasco, Michoacán y Campeche, que han experimentado variaciones negativas en su producción industrial durante más de un año.
Tabasco se encuentra en una situación especialmente crítica, con una caída anual del 18.8% en su actividad fabril durante el tercer mes de 2025, prolongando su racha negativa a 17 meses. Esta situación se debe, en parte, a la crisis de Petróleos Mexicanos (Pemex), que ha impactado tanto en su crecimiento como en la producción de crudo, concluyendo varios proyectos sexenales que antes beneficiaban a la región. Como resultado, la economía del estado muestra signos de contracción, se pierden empleos formales y hay un efecto en cadena que afecta a comercios y servicios locales.
A la par, Michoacán y Campeche también han registrado caídas en su producción industrial, con 13 meses consecutivos a la baja. La crisis en estos estados no es homogénea; mientras que Tabasco y Campeche sufren por su dependencia del sector petrolero, Michoacán enfrenta problemas de seguridad y desafíos estructurales en su agroindustria. A pesar de su potencial exportador, este sector se ve amenazado por la violencia y la falta de un entorno propicio para el crecimiento.
Un elemento común en estos tres estados es la escasez de inversión privada sustancial. Factores como la desconfianza, la inseguridad y políticas económicas adversas complican aún más la recuperación. Según expertos, es crucial implementar políticas públicas que fomenten la rescate y reconversión, brindando apoyo a empresas locales, estímulos fiscales para nuevos proyectos y planes de desarrollo regional que permitan disminuir la dependencia en un único sector.
Los analistas enfatizan que el problema va más allá de una crisis meramente económica; se trata de una cuestión de confianza. En Campeche y Tabasco, la falta de certidumbre en Pemex ha afectado la percepción de estabilidad como motor del desarrollo, mientras que en Michoacán, la sensación de inseguridad ha mermado el espíritu emprendedor de la población.
El complicado panorama industrial que enfrentan estos estados en 2025 exige abordar tanto las causas inmediatas, como la crisis petrolera y la falta de seguridad, así como los desafíos a largo plazo que abogan por la diversificación económica y la reconstrucción de la confianza, creando un entorno propicio para un crecimiento industrial sostenido. Esta compleja situación resalta la necesidad de adoptar medidas que vayan más allá de la solución a problemas específicos, buscando una transformación integral que permita a estos estados salir adelante y prosperar en el futuro.
Gracias por leer Columna Digital, puedes seguirnos en Facebook, Twitter, Instagram o visitar nuestra página oficial. No olvides comentar sobre este articulo directamente en la parte inferior de esta página, tu comentario es muy importante para nuestra área de redacción y nuestros lectores.


