El estruendo incesante de la artillería y el impacto de misiles marcan la actualidad a lo largo de la frontera entre Tailandia y Camboya. Este viernes, las aldeas situadas en un corredor montañoso, que se extiende por cientos de kilómetros, han sido evacuadas por segunda vez en cinco meses. Más de medio millón de personas se encuentran durmiendo en condiciones precarias, sobre esterillas y en tiendas de campaña en refugios temporales, con la incertidumbre sobre cuándo podrán regresar a sus hogares.
Los combates entre estos dos países del Sudeste Asiático están activos en 16 puntos a lo largo de la frontera en disputa. Desde que el conflicto se intensificó el pasado domingo por la noche, al menos veinte personas han perdido la vida, incluyendo a civiles camboyanos. Ambas naciones se acusan mutuamente de ataques contra la población civil, mientras que la ONU y organizaciones no gubernamentales alertan sobre el riesgo de una crisis humanitaria y un aumento en los desplazamientos forzados.
A la espera de un alto el fuego, se espera que el presidente estadounidense, Donald Trump, medie en el conflicto. Trump se ha comprometido a contactar a los líderes de Tailandia y Camboya, intentando replicar su éxito anterior al lograr una tregua en julio, cuando el conflicto dejó 48 muertos y más de 300,000 desplazados. “Creo que puedo lograr que dejen de pelear. ¿Quién más puede hacerlo?”, declaró Trump, reafirmando su papel como mediador en la región.
En medio de esta escalada militar, el primer ministro tailandés, Anutin Charnvirakul, ha disuelto el Parlamento, señalando un deseo de “devolver el poder al pueblo”. Se anticipan elecciones generales en un plazo de 45 a 60 días, tras una ruptura en la coalición gobernante que obligó a este cambio político. Esta decisión se enmarca en un contexto de inestabilidad que ha visto pasar a tres primeros ministros en menos de dos años.
Este viernes, informes de los medios camboyanos apuntan a que las fuerzas tailandesas han lanzado ataques en tres provincias de Camboya, exacerbando un conflicto con raíces históricas que se remontan al siglo XI, durante el dominio del Imperio Jemer. La frontera moderna, trazada durante la colonización francesa, ha dejado vacíos legales que han alimentado múltiples enfrentamientos a lo largo de los siglos. Uno de los epicentros del conflicto es el templo de Preah Vihear, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2008, el cual es reclamado por ambos países.
Los recientes combates también reflejan intereses estratégicos y económicos. La región fronteriza es rica en recursos naturales, desde bosques hasta minerales, y su desarrollo es crucial para el comercio informal que sostiene a miles de familias. Analistas internacionales advierten que, aunque la mediación de Estados Unidos pueda resultar en un alto el fuego temporal, la solución definitiva requerirá reformas políticas profundas y un diálogo sincero para alcanzar acuerdos sólidos sobre la frontera.
Actualización: Los datos corresponden a 2025-12-12 01:21:00.
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