El primer partido de la temporada regular de la NFL entre los Dallas Cowboys y los Philadelphia Eagles fue interrumpido en la segunda mitad por una tormenta eléctrica que se desató sobre el Lincoln Financial Field. La advertencia emitida por el Servicio Meteorológico Nacional alertó a los asistentes sobre la posible severidad de las condiciones climáticas, incluyendo relámpagos y fuertes vientos. En un mensaje visible en las pantallas del estadio, se instó a los espectadores a abandonar sus asientos y buscar refugio en las áreas más seguras del recinto.
En ese momento crucial del encuentro, los Eagles lideraban 24-20 y acababan de recuperar un balón suelto de los Cowboys, un giro que había puesto a Philadelphia en una posición ventajosa. El corredor de Dallas, Miles Sanders, había perdido el balón en la yarda 10 de los Eagles, lo que permitió que Quinyon Mitchell lo recuperara en su propia yarda 16, interrumpiendo un avance prometedor de Dallas hacia la zona de anotación.
Luego de casi una hora de espera, el juego se reanudó a las 11:30 PM ET (9:30 PM CDMX). Sin embargo, Philadelphia no pudo capitalizar la nueva oportunidad, siendo forzados a un “tres y fuera”, lo que llevó a su pateador de despeje, Braden Mann, a entrar al campo por primera vez en el partido. A pesar de la interrupción, el desarrollo del encuentro mantuvo a los aficionados al borde de sus asientos, demostrando que la temporada ha comenzado con una mezcla de emoción y desafíos imprevistos.
Este evento se produjo en un contexto donde cada punto cuenta y cada jugada tiene el potencial de cambiar el rumbo del juego, resaltando la unificación de la afición en torno a sus equipos y la inefable conexión emocional que genera el football americano.
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