El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha lanzado una contundente amenaza a China al considerar aumentar los aranceles a las importaciones provenientes de su territorio y cancelar una crucial reunión con el presidente Xi Jinping. Esta inesperada arremetida contra Pekín ha sumido a los mercados y a las relaciones entre las dos mayores economías del mundo en una profunda inestabilidad.
Previsto inicialmente para reunirse con Xi en tres semanas en Corea del Sur, Trump expresó su descontento a través de las redes sociales, denunciando lo que consideró una táctica de China para mantener la economía mundial como rehén. Este enojo se produce justo después de que el gobierno chino ampliara sus controles sobre la exportación de tierras raras, materiales esenciales para diversas industrias.
Trump dejó claro que no hay motivos para llevar a cabo la reunión, la cual, cabe señalar, Pekín nunca confirmó oficialmente. Además, advirtió sobre un posible incremento “enorme” en los aranceles, una acción que podría reavivar la tensa y desestabilizadora guerra comercial entre Washington y Pekín, a la que una laboriosa diplomacia había impuesto una tregua a principios de este mismo año.
El efecto de estas declaraciones fue inmediato, desencadenando una caída del 2% en el índice de referencia S&P en la bolsa estadounidense. Los inversores, ante la incertidumbre, optaron por refugiarse en bonos del Tesoro, lo cual provocó una baja en los rendimientos y un aumento en el precio del oro. Asimismo, el dólar estadounidense se debilitó frente a otras divisas del mercado global.
En su mensaje, Trump apuntó que China estaba comunicándose con diversos países anunciando planes para imponer controles de exportación sobre todos los elementos de producción relacionados con las tierras raras. “Dependiendo de lo que China diga sobre la ‘orden’ hostil que acaban de emitir, me veré obligado, como presidente de los Estados Unidos de América, a contrarrestar financieramente su movimiento”, expresó en Truth Social. Agregó que por cada elemento que China pueda monopolizar, Estados Unidos posee el doble.
Este giro en las relaciones también se da en un contexto donde China produce más del 90% de las tierras raras procesadas y de los imanes de tierras raras del mundo. Estos materiales son cruciales para una amplia gama de productos, desde vehículos eléctricos hasta sistemas de defensa.
La Casa Blanca y la embajada china en Washington no han respondido de inmediato a las solicitudes de comentario sobre la situación actual. La estrategia emprendida por China incluye nuevos elementos en su lista de control de exportación así como una mayor vigilancia sobre los usuarios de semiconductores, lo que intensifica la competencia entre ambas naciones en un momento de creciente tensión global.
Es evidente que los próximos días serán clave para observar cómo evoluciona esta delicada situación, donde las dinámicas comerciales y políticas están interconectadas de manera cada vez más compleja.
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