El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha instruido a su enviado especial, Steve Witkoff, a desplazarse a Moscú por tercera vez para reunirse con Vladimir Putin. El objetivo de esta reunión es obtener la aprobación para un nuevo plan de paz en Ucrania. Simultáneamente, el secretario del Ejército, Dan Driscoll, regresará a Kiev con la misma meta en mente. Trump ha dejado claro en sus redes sociales que no mantendrá reuniones con el presidente ruso ni con Volodimir Zelenski hasta que haya un acuerdo definitivo.
En un mensaje publicado el miércoles, Trump aseguró que su equipo ha logrado avances significativos en la búsqueda de una resolución para la guerra en Ucrania. Recalca que, de haberse mantenido en el cargo, el conflicto nunca habría comenzado. Según el mandatario, el plan original de 28 puntos, elaborado por Estados Unidos, ha sido enriquecido con sugerencias de ambas partes; aún quedan algunos desacuerdos por resolver. Además, Trump se manifestó aliviado de que, en el último mes, el conflicto haya cobrado la vida de aproximadamente 25,000 soldados, un número que espera se pueda reducir drásticamente con un acuerdo.
Este tema se ha convertido en el centro de atención política en Washington, particularmente la cuestión de la autoría del plan de paz. Mientras Trump sostiene que es fruto de su propia administración, el senador Marco Rubio ha señalado que se basa en sugerencias rusas. Esta tensión ha provocado incertidumbre respecto a la verdadera naturaleza del documento, ya que, según informes, su palabra y tono sugieren un origen ruso.
La controversia se agudiza con el nuevo informe de Bloomberg, el cual reveló que Witkoff también ha estado colaborando con los rusos, orientándolos sobre cómo presentar sus propuestas ante el presidente Trump. El 14 de octubre, tras una llamada con Yuri Ushakov, asesor de política exterior del Kremlin, Witkoff sugirió que Putin solicitara una conversación con Trump antes de la esperada visita de Zelenski a la Casa Blanca. Durante esa conversación, incluso describió un plan de paz inspirado en los intentos de su administración para Gaza, innaugurando un enfoque que podría requerir una mayor colaboración entre las partes.
Expertos y analistas han comenzado a interpretar que este documento de 28 puntos tiene una redacción y obsesiones que evocan claramente un trasfondo ruso. Christo Grozev, un periodista búlgaro especializado en espionaje, reveló que había tenido acceso a una versión previa que confirmaría esta teoría.
A medida que la situación evoluciona, Trump continuó mostrando confianza en la posibilidad de un acuerdo de paz tangible. En una reciente conversación con Putin, el mandatario estadounidense calificó el diálogo de “muy productivo”, lo que deja entrever que, aunque el camino hacia una resolución parece arduo, hay movimientos hacia una resolución deseada.
Con el telón de fondo de la política internacional tensada, la atención ahora se centra en cómo se desarrollará este proceso en las próximas semanas y si, efectivamente, las diplomacias de ambos líderes alcanzarán un punto de inflexión en la crisis ucraniana. La incertidumbre persiste, y tanto Minsk como Kiev esperan a ver cómo se materializan estas gestiones diplomáticas.
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