A partir del lunes 9 de junio entrará en vigor una nueva orden ejecutiva firmada por el presidente Donald Trump, la cual restablece un veto migratorio dirigido a ciudadanos de 12 países, entre ellos Irán, Haití, Siria y Sudán. Esta decisión, enmarcada bajo el argumento de proteger la seguridad nacional de Estados Unidos, impactará no solo en cuestiones diplomáticas, sino también en el ámbito deportivo, al limitar severamente el acceso de aficionados a la Copa Mundial de la FIFA 2026.
Aunque el documento firmado contempla excepciones específicas, como la entrada de atletas, entrenadores y personal técnico debidamente acreditado para participar en eventos deportivos, deja fuera a turistas y seguidores de las selecciones nacionales. Esto representa un golpe directo a países como Irán, que ya obtuvo su clasificación al torneo y cuyos hinchas no podrán ingresar a territorio estadounidense para apoyar a su equipo.
Hasta ahora, la FIFA no ha emitido una postura oficial sobre la medida, pero fuentes consultadas por la agencia Associated Press aseguran que el comité organizador del Mundial 2026 se encuentra evaluando alternativas. Una de ellas sería la implementación de una especie de FAN ID internacional, que permita la entrada de aficionados bajo estrictos protocolos, especialmente diseñados para sortear las restricciones impuestas por la Casa Blanca.
La orden migratoria incluye a ciudadanos de Afganistán, Chad, República del Congo, Guinea Ecuatorial, Eritrea, Haití, Irán, Libia, Myanmar, Somalia, Sudán y Yemen. A su vez, establece restricciones severas para otras siete naciones: Burundi, Cuba, Laos, Sierra Leona, Togo, Turkmenistán y Venezuela.
Trump ha defendido su decisión asegurando que no se trata de una acción discriminatoria, sino de una medida preventiva para resguardar al país frente a potenciales amenazas. No obstante, el contraste es evidente entre esta política migratoria y la promesa de la FIFA de convertir el Mundial 2026 en el “más inclusivo de la historia”. Con 48 selecciones participantes y más de 100 partidos programados, la expectativa era la asistencia de más de cinco millones de aficionados internacionales. Esta nueva barrera migratoria podría alterar sustancialmente esa proyección.
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