Alrededor de 800 efectivos de la Guardia Nacional de Estados Unidos han comenzado un despliegue significativo en Washington, D.C., con el objetivo de asistir a las fuerzas del orden en la capital del país. Esta movilización responde a una orden del presidente Donald Trump, quien busca implementar medidas más severas contra la delincuencia en la zona. Las autoridades de Defensa han especificado que los miembros de la Guardia Nacional que están actualmente en patrullaje no portan armas y no tendrán armamento en sus vehículos.
Sin embargo, el despliegue ha suscitado preocupaciones entre críticos que sugieren que esta iniciativa podría ser una táctica para intimidar a personas en situación de calle y otros grupos vulnerables, así como para soslayar posibles disidencias. Esta situación evoca un contexto reciente, cuando Trump tomó una decisión similar durante las protestas en Los Ángeles, la cual generó una considerable controversia pública.
Desde el inicio de este despliegue, se han llevado a cabo desalojos de campamentos de personas sin hogar, especialmente cerca del emblemático National Mall. Residentes como David Beatty, quien vivía en una tienda de campaña en la zona, critican la postura de la administración, calificándola como “anticristiana” y contraria a valores de compasión. “Esto es vergonzoso”, enfatizó Beatty.
Nicole, otra residente de Washington y familiar de miembros del cuerpo de marines, también expresó su descontento, subrayando la división racial en el despliegue de fuerzas de seguridad: “¿Y poner a mujeres de color? ¿Hacer que estas personas tengan estas órdenes de trabajo? Es repugnante.” En el contexto de estas declaraciones, se realizó un patrullaje de la Guardia Nacional en Union Station, donde la presencia militar ha sido notoria.
Por otro lado, los líderes republicanos han responsabilizado a los demócratas que administran la capital estadounidense por una percepción de incremento de la delincuencia. Sin embargo, los registros policiales indican que, contrariamente a esta narrativa, los delitos violentos han mostrado una notable disminución entre 2023 y 2024.
Mientras tanto, Marc Bernstein, un residente de la ciudad, se mostró preocupado tanto por la tasa de criminalidad como por la forma en que la administración está manejando la situación. “Este tipo de despliegue no está diseñado para detener la violencia armada. No está diseñado para detener el tráfico de drogas. Está diseñado para intimidar a la gente”, argumentó Bernstein, reflejando el sentido general de inquietud que rodea la situación actual.
Esta información corresponde a la fecha de publicación original y proporciona un contexto crucial sobre el clima social y político en Washington, D.C., alentando a una reflexión profunda sobre las implicaciones de la militarización de las fuerzas de seguridad en entornos urbanos, particularmente en situaciones de vulnerabilidad social.
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