Trump ofrece apoyo a migrantes que elijan volver.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha desatado una nueva polémica en su política migratoria al proponer un programa que ofrecería incentivos económicos y boletos de avión a los migrantes indocumentados que decidan salir voluntariamente del país. La propuesta, aún no oficializada, fue revelada por el propio mandatario durante una entrevista con la cadena Fox News, donde insistió en que su gobierno buscará “trabajar con ellos si son buenos”, dejando la puerta abierta a un eventual retorno legal para quienes colaboren con su expulsión.

“Lo que queremos hacer es un programa de autodeportación, que ni siquiera hemos anunciado todavía”, dijo Trump. “Vamos a darles dinero y un billete de avión. Luego trabajaremos con ellos, si son buenos, para que vuelvan lo más rápido posible”.

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Esta iniciativa, que recuerda a planes propuestos en anteriores décadas por sectores conservadores, representa un nuevo giro en la dura agenda migratoria que ha retomado Trump desde su regreso al poder en enero de 2025. Su administración ha prometido realizar un número récord de deportaciones, y ha comenzado a implementar medidas que presionan a los migrantes a aceptar su salida del país antes de enfrentar procesos de arresto y detención prolongada.

Como parte de este nuevo enfoque, la Casa Blanca lanzó recientemente una aplicación móvil que permitirá a los migrantes sin documentos iniciar su proceso de autodeportación, reemplazando a la anterior plataforma CBP One, que era utilizada para gestionar solicitudes de asilo y otros trámites migratorios. El objetivo, según el gobierno, es reducir los tiempos y costos del sistema, y facilitar una salida “ordenada” de quienes no tienen base legal para permanecer en territorio estadounidense.

Sin embargo, los costos de estos procesos están siendo fuertemente cuestionados. Un vuelo militar reciente de deportación hacia Guatemala tuvo un costo estimado de más de 4,600 dólares por persona, según cifras oficiales, un monto que supera ampliamente el precio de un boleto en primera clase. Críticos del plan argumentan que ofrecer dinero y transporte a miles —o incluso millones— de migrantes representa no solo una carga fiscal significativa, sino una política de dudosa efectividad.

Trump, lejos de moderar su discurso, ha reafirmado su intención de endurecer aún más las políticas migratorias. Según declaraciones del portavoz adjunto de la Casa Blanca, Stephen Miller, la meta del gobierno es deportar a más de un millón de personas indocumentadas en tan solo un año. Para lograrlo, no han dudado en tomar decisiones controversiales, como el envío de migrantes a una megacárcel en El Salvador o la reactivación del uso de la base naval de Guantánamo, en Cuba, como centro de detención temporal.

El programa de “autodeportación” busca así presentarse como una alternativa “humana” dentro de un marco más amplio de expulsiones masivas. Pero para organizaciones defensoras de los derechos de los migrantes, se trata de una estrategia de presión disfrazada, que ofrece incentivos con una mano mientras amenaza con castigos con la otra.

Con la campaña electoral acercándose, Trump parece dispuesto a colocar de nuevo el tema migratorio en el centro del debate público, combinando medidas espectaculares, tecnología, y retórica populista en un esfuerzo por movilizar a su base política. El impacto humano de estas decisiones, sin embargo, ya empieza a sentirse en las comunidades migrantes, donde la incertidumbre y el temor vuelven a instalarse como parte del día a día.

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