Trump y Musk visitan Arabia Saudí buscando inversiones.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, comenzó una gira por el Golfo Pérsico con una visita a Arabia Saudí, donde tiene como objetivo asegurar inversiones sustanciales en el país. Este viaje marca un hito importante en su agenda exterior, dado que Arabia Saudí es uno de los aliados más cercanos de Washington en la región.

Trump fue recibido en el aeropuerto de Riad por el príncipe heredero, Mohamed bin Salmán (MBS). La reunión entre ambos líderes incluyó un almuerzo en la corte real, al que asistieron altos ejecutivos de grandes corporaciones estadounidenses, como Larry Fink de BlackRock y Sam Altman de OpenAI. Este entorno exclusivo resalta la importancia de la colaboración entre los sectores público y privado en este contexto.

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La visita surge en un momento en que Arabia Saudí ha prometido inversiones por un valor aproximado de 600.000 millones de dólares (540.000 millones de euros) en Estados Unidos, aunque Trump ha insinuado su deseo de alcanzar un acuerdo por un billón de dólares (890.000 millones de euros). Durante la reunión, el presidente expresó su afinidad con el príncipe heredero, lo que podría reflejar un enfoque más transaccional de la política internacional bajo su administración.

Además de Arabia Saudí, el itinerario de Trump incluye visitas a Qatar y los Emiratos Árabes Unidos. En particular, Qatar ha acaparado la atención recientemente tras las declaraciones de Trump sobre un posible regalo de un Boeing 747-8 por parte de la familia gobernante. Se espera que en esta gira se anuncien acuerdos que aborden temas clave como la inteligencia artificial, cooperación energética y potenciales nuevos contratos de armamento a Arabia Saudí.

La administración de Trump se enfrenta a críticas en casa por su estrategia en el extranjero. En este sentido, Arabia Saudí y otros países de la OPEP+ han contribuido a la administración al aumentar la producción de petróleo, una medida que Trump valora como esencial para reducir costos y combatir la inflación en su país.

Un aspecto notable de esta visita es la ausencia de un viaje a Israel, lo que ha suscitado cuestionamientos sobre la postura de la administración Trump hacia este aliado tradicional. Analistas señalan que este itinerario indica un énfasis en las relaciones económicas con los países del Golfo, posiblemente priorizando ganancias financieras sobre cuestiones de diplomacia o seguridad.

Trump también ha hecho anuncios recientes respecto a su enfoque hacia los hutíes en Yemen, indicando el fin de la participación militar estadounidense contra este grupo, lo cual se llevó a cabo sin notificar previamente a Israel, una decisión que ha sido objeto de críticas.

En el ámbito regional, la administración de Trump busca avanzar en la normalización de las relaciones entre Arabia Saudí e Israel. Sin embargo, los desafíos continúan, ya que Riad exige garantías de seguridad y apoyo para su programa nuclear, así como avances en la creación de un estado palestino, un tema aún sin resolución a raíz del conflicto actual entre Israel y Hamás.

Este contexto presenta un panorama complejo en el que la administración estadounidense navega entre potentes intereses económicos y relaciones diplomáticas delicadas en el Medio Oriente. La situación, al 13 de mayo de 2025, está sujeta a cambios, y su evolución será fundamental para entender las dinámicas en juego en esta estratégica región del mundo.

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