La Comisión Europea ha dado un paso significativo al iniciar el proceso de ratificación del acuerdo comercial con los países del Mercosur, un pacto que ya enfrenta la resistencia de Francia y que debe ser aprobado por los 27 estados miembros y el Parlamento Europeo.
Este acuerdo comercial con el bloque sudamericano ha recibido la validación del ejecutivo europeo, que ha prometido garantías “sólidas” para proteger el sector agrícola de Europa, un área que ha expresado su preocupación ante el tratado. La adopción por parte de los comisarios es el primer paso hacia la presentación del acuerdo a los Estados miembros y eurodiputados en los próximos meses.
Con el objetivo de actuar con rapidez, Bruselas espera lograr un consenso con los Veintisiete antes de que concluya 2025, tiempo en el que el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva presidirá el Mercosur. Este acuerdo busca facilitar a la Unión Europea la exportación de automóviles, maquinaria y bebidas alcohólicas hacia Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay, mientras que, a cambio, se abriría la puerta a la carne, azúcar, arroz, miel y soja de la región latinoamericana, lo que podría suponer un riesgo para algunos sectores agrícolas europeos.
Para la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, este pacto representaría un beneficio mutuo, con ventajas significativas tanto para consumidores como para empresas de ambos continentes. Sin embargo, desde la conclusión de las negociaciones en diciembre, los sindicatos agrícolas europeos han mostrado una postura crítica al respecto.
Francia, a través de su principal sindicato agrícola, FNSEA, ha instado al presidente Emmanuel Macron a mantener una postura firme. Parafraseando las palabras del sindicato, “la lucha continúa”. El país europeo ve en este tratado una amenaza potencial para su producción agrícola, especialmente en el sector de la carne y los biocombustibles, y reclama medidas adicionales de protección.
El proceso de ratificación se desarrolla en medio de una crisis política en Francia, donde la estabilidad del gobierno se encuentra en la cuerda floja. Bruselas, consciente de las preocupaciones parisinas, planea completar el acuerdo con un “texto jurídico” que refuerce las medidas de salvaguardia para los productos europeos sensibles, un movimiento que ha sido recibido con cautela en París.
No obstante, sectores de la oposición dentro de Francia han visto el trato como una “traición” potencial, y se han manifestado en contra del tratado. Es destacable que el acuerdo mágico del Mercosur cuenta con apoyo en varios países europeos, como Alemania, que busca ampliar sus mercados ante la reciente dinámica comercial con Estados Unidos.
Desde Bruselas, se estima que el acuerdo podría traducirse en un ahorro de más de 4,000 millones de euros anuales en aranceles para exportadores europeos en Latinoamérica. Este tratado se compone de dos partes: una política y otra comercial, y es importante mencionar que Francia no puede bloquear únicamente la parte comercial; para hacerlo, necesitaría consolidar una “minoría de bloqueo” que involucre, al menos, cuatro estados que representen un 35% de la población de la Unión Europea.
Es crucial tener en cuenta que la información presentada se basa en los datos disponibles hasta el 3 de septiembre de 2025, y la situación política y comercial puede haber evolucionado desde entonces.
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