Los negociadores de Estados Unidos y China han alcanzado un hito significativo al anunciar un acuerdo sobre un “marco general” destinado a superar sus diferencias comerciales. Esta iniciativa se concretó tras dos días de intensas conversaciones en Londres, marcando un avance en un contexto de relaciones complicadas entre ambas potencias.
El representante comercial chino, Li Chenggang, hizo hincapié en que ambas partes han llegado a un acuerdo de principio, lo que representa un paso crucial hacia la normalización de sus interacciones. Las expectativas están puestas en que este marco general sea presentado a los líderes de cada nación para su aprobación.
Desde el lado estadounidense, el secretario de Comercio, Howard Lutnick, subrayó que el acuerdo aborda las preocupaciones de Estados Unidos sobre los envíos de tierras raras de China, materia prima esencial para diversas industrias, incluidas la automotriz y la aeroespacial. Estados Unidos ha criticado previamente a Pekín por demorar los envíos de estos recursos.
Este nuevo ciclo de diálogo busca extender la tregua establecida hace un mes en Ginebra, donde ambas naciones acordaron una significativa reducción de sus aranceles por un lapso de 90 días. En este acuerdo temporal, los aranceles estadounidenses sobre productos chinos se redujeron del 145% al 30%, mientras que Pekín disminuyó los suyos del 125% al 10%.
Las conversaciones en el emblemático Lancaster House, situadas entre el Palacio de Buckingham y Trafalgar Square, proporcionaron un entorno simbólico para este diálogo crítico. Li resaltó que las discusiones fueron “profesionales, racionales y francas”, y expresó su esperanza de que los avances logrados en Londres ayuden a fortalecer la confianza mutua.
Un enfoque central de las negociaciones son las tierras raras, cuya exportación ha enfrentado obstáculos que han limitado su flujo desde China. Este aspecto ha tomado mayor relevancia tras la guerra comercial iniciada por la administración anterior de Estados Unidos, que afectó severamente el comercio bilateral.
Los asesores económicos han indicado que cualquier acuerdo significativo también podría implicar la revisión de las regulaciones de exportación que Estados Unidos tiene sobre productos chinos. Sin embargo, la posición de Trump respecto a este tema se ha mostrado cautelosa y evasiva, señalando la posibilidad de ajustes, pero sin compromisos concretos.
El contexto de estas negociaciones se sitúa en un ambiente de tensiones renovadas, marcadas por las acusaciones de incumplimiento de acuerdos por parte de Pekín, lo que ha llevado a un incremento en los intercambios verbales entre ambos países.
A medida que China busca normalizar sus relaciones con Estados Unidos, también se ha embarcado en diálogos con otros actores internacionales, lo que podría representar una reconfiguración en el escenario global.
La situación sigue siendo dinámica y es probable que evolucione a medida que ambas naciones continúan realizando esfuerzos para afianzar un acuerdo que podría tener repercusiones significativas en su relación comercial y en la economía mundial en general.
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