La maternidad, aunque considerada por muchos como una bendición, enfrenta grandes retos en el ámbito laboral. El mercado laboral actual no está diseñado para facilitar que las mujeres que deciden ser madres continúen con su trayectoria profesional. Un estudio del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) muestra que, mientras la presencia de hombres con hijos se mantiene constante en diversos niveles jerárquicos, la representación de madres trabajadoras disminuye drásticamente en posiciones de alta dirección. En puestos de mando medio, el porcentaje de mujeres con hijos es del 38%, pero en alta dirección, esta cifra se desploma al 16%.
La percepción de la maternidad en el entorno profesional sigue siendo negativa. Esta perspectiva obstaculiza la contratación de mujeres en edad fértil y penaliza a aquellas que están en ejercicio de la maternidad, ya sea por incumplimientos o licencias. Al regresar al lugar de trabajo, a menudo se las ve como menos competitivas. Más preocupante aún, el llamado empoderamiento femenino puede convertirse en un arma de doble filo, ya que a menudo impone expectativas poco realistas a las madres trabajadoras.
Los datos reflejan que la brecha salarial es más pronunciada para las madres. Según la investigación “El efecto de la maternidad en el empleo y los salarios en México” del Colegio de México (Colmex), la disparidad retributiva se sitúa en un alarmante 36% en comparación con trabajadoras que no son madres y puede llegar al 40% frente a hombres padres. De hecho, varias investigaciones indican que el 24% de las mujeres dejan de trabajar al convertirse en madres, y solo el 17% regresa al mercado laboral cinco años después.
Fernanda García, directora de Sociedad Incluyente del IMCO, destaca que la mayoría de la fuerza laboral femenina son madres. Mientras que algunas empresas intentan implementar soluciones como guarderías in situ, muchas no consideran que esta opción sea viable. Para abordar estos desafíos, es crucial fomentar políticas de flexibilidad laboral.
García aboga por la creación de “rampas de maternidad”, un conjunto de políticas que faciliten la reincorporación de las mujeres que han tomado pausas por maternidad. Aunque la licencia de maternidad en México es de 84 días, en la práctica, no hay un periodo de adaptación hacia el retorno al trabajo. Estas rampas no requieren necesariamente de gran infraestructura o recursos, pero son vitales para retener talento y evitar la pérdida de personal valioso.
Además, seis de cada diez mujeres que planean dejar su empleo lo hacen en busca de horarios laborales más flexibles, lo que subraya la importancia de crear un entorno laboral que responda a sus necesidades. Según un informe de KPMG, el 56% de las mujeres en alta dirección consideran que las políticas de balance vida-trabajo son un desafío principal para su desarrollo profesional.
Es esencial también considerar que no se debe vincular el enfoque de cuidados únicamente a las mujeres. Los padres también deben recibir el mismo tipo de apoyo y flexibilidad para romper con los estereotipos existentes que perpetúan la carga de responsabilidades sobre las madres.
La información presentada corresponde a datos hasta 2025-05-10 y, aunque esencialmente reveladora, es fundamental considerar constantes actualizaciones y mejoras para un entorno laboral más equitativo.
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