UNAM protesta: “No somos criminales”

En un ambiente tenso y de manifestación, el personal de la Dirección General de Análisis, Protección y Seguridad Universitaria de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) se congregó este viernes en Ciudad Universitaria. Con letreros que expresaban frases como “No somos asesinos” y “Vigilancia protege, no lastima”, los trabajadores protestaron frente a la Torre de Rectoría antes de extender su manifestación a los carriles centrales de la Avenida Insurgentes alrededor de la 13:30 horas.

El trasfondo de esta movilización radica en el homicidio de Rodrigo Mondragón, un aficionado del Club Deportivo Cruz Azul. Este trágico evento, que tuvo lugar el pasado sábado al finalizar un partido entre Cruz Azul y Monterrey, ha llevado a la detención de cuatro empleados de seguridad de la UNAM, quienes están acusados de estar implicados en el caso. Sin embargo, los manifestantes defienden la inocencia de los detenidos, a pesar de la afirmación de las autoridades sobre la evidencia que presuntamente los vincula al crimen, incluyendo grabaciones que forman parte de la investigación de la Fiscalía capitalina.

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El aspecto más impactante del caso es el hallazgo de la necropsia, realizada por el Instituto de Servicios Periciales y Ciencias Forenses, que determinó que Mondragón murió por asfixia ocasionada por estrangulamiento. La gravedad de esta situación ha encendido la frustración y angustia entre los trabajadores de seguridad, quienes demandan la destitución de algunos mandos por considerar que han actuado con omisiones en el manejo del caso.

Este contexto no solo pone en cuestión la seguridad en el campus universitario, sino que también refleja un profundo malestar entre los empleados, que se sienten desprotegidos y cuestionados por la opinión pública. En medio de este conflicto, la comunidad universitaria se ha visto obligada a considerar no solo la responsabilidad individual de los implicados, sino también la estructura que, según los manifestantes, ha fallado en garantizar su integridad y seguridad.

Mientras el reclamo por justicia se eleva en las calles, la UNAM se enfrenta a un reto monumental que va más allá de la respuesta a un caso criminal: se trata de una crisis en la confianza hacia quienes están encargados de velar por la seguridad de la comunidad. Esta protesta podría ser el catalizador para un cambio en la gestión de la seguridad en la universidad, un aspecto crucial en el desarrollo de vínculos de confianza entre la institución y sus estudiantes.

A medida que avanza esta situación, la atención del público se mantiene fija en el desenlace de las investigaciones y en las demandas de los trabajadores de seguridad, quienes buscan no solo vindicación para sus pares, sino también una reforma en la manera en que se aborda la seguridad dentro de una de las instituciones educativas más importantes del país.

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