La Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) ha reconocido recientemente una rica variedad de prácticas y expresiones culturales de diversas naciones, añadiéndolas a la lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Este anuncio, realizado el 10 de diciembre de 2025, destaca tesoros culturales como el joropo venezolano, el cuarteto argentino, la cornamusa búlgara, el tejido sari de Tangail en Bangladesh y la fiesta de la Virgen de Guadalupe en Sucre, Bolivia.
El joropo, una exuberante manifestación cultural de los Llanos de Venezuela, es un vibrante encuentro de música, danza y teatro que emplea instrumentos como el arpa, el cuatro y las maracas. Este arte no solo es un reflejo de la diversidad de raíces indígenas, africanas y europeas, sino que también se vive intensamente en celebraciones familiares y festivales religiosos, creando un vínculo fuerte entre la comunidad y sus tradiciones.
Por otro lado, el cuarteto, originario de Córdoba, Argentina, ha evolucionado hasta convertirse en un símbolo vibrante de la cultura local. Este género musical bailable, que sigue resonando en las festividades, subraya la importancia de las expresiones culturales en la vida social de sus habitantes.
El tejido sari de Tangail, conocido por su extraordinaria calidad y diseño, es un ejemplo perfecto del arte tradicional que se ha preservado y transmitido a través de generaciones. Con su uso de algodón, seda y yute, cada sari es una obra maestra que narra las historias y costumbres de Bangladesh, mientras que la fiesta de la Virgen de Guadalupe, celebrada cada 8 de septiembre en Sucre, combina elementos religiosos y artísticos, fusionando danza y devoción en una celebración única.
Además, la Unesco ha creado una Lista de Salvaguardia Urgente que incluye tradiciones ancestrales de países como Panamá y Paraguay, que requieren atención inmediata para su preservación. Un ejemplo destacado es la construcción de la casa de quincha en Panamá, que enfrenta retos significativos como la escasez de materias primas debido al cambio climático y la pérdida de la transmisión oral entre generaciones. Esta técnica arquitectónica, que combina madera y caña amarga con barro y paja, es un testimonio de la sabiduría ancestral que ha resistido la prueba del tiempo.
En el mismo contexto, tradiciones de Vietnam, Kenia, Pakistán, Filipinas y otras regiones han sido reconocidas por su singularidad y necesidad de preservación, revelando la vasta riqueza cultural que existe en el mundo. Desde el arte de los grabados folclóricos en madera de Vietnam hasta la danza espiritual Mwazindika en Kenia, cada representación cultural es un hilo en el vasto tapiz de la humanidad.
Este reconocimiento no solo promueve la diversidad cultural, sino que también resalta la urgencia de salvaguardar estas expresiones artísticas, que son parte integral de la identidad de cada comunidad.
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