Una impresionante iniciativa ha tomado forma para luchar contra el tráfico ilícito de bienes culturales, un problema que afecta a innumerables comunidades a nivel global. La UNESCO ha inaugurado un innovador museo virtual que servirá como refugio digital para piezas robadas o saqueadas, desde una máscara ritual de Zambia hasta un colgante de la antigua ciudad de Palmira y una obra del pintor sueco Anders Zorn.
Este espacio, concebido por el arquitecto burkinés Francis Kéré, ganador del prestigioso premio Pritzker en 2022, albergó inicialmente cerca de 250 objetos, en un contexto donde se estima que más de 57,000 bienes culturales han sido traficados, según datos de Interpol, organismo que colabora en esta noble causa. La directora general de la UNESCO, Audrey Azoulay, describió este museo virtual como “único en el mundo”, destacando su papel en la sensibilización acerca de este grave delito que, según ella, “hiere las memorias y rompe los eslabones de las generaciones”.
A medida que los visitantes navegan por este “refugio digital”, pueden interactuar con los objetos a través de modelización en 3D, descubriendo no solo su aspecto físico, sino también su contexto cultural y funcional, que abarca desde ritos funerarios hasta aspectos decorativos. Sunna Altnoder, jefa de la unidad contra el tráfico ilícito de la UNESCO, subraya que el objetivo fundamental de este museo es devolver el orgullo a las comunidades de origen de estas piezas, que arrastran consigo fragmentos de identidad, memoria y conocimiento ancestral.
La colección es un esfuerzo en curso, ya que se tiene la intención de enriquecerla con más artefactos recuperados. A largo plazo, la UNESCO aspira a transformar su “Galería de bienes culturales robados” en una “Sala de devoluciones y restituciones”, donde se exhiban los objetos que hayan sido finalmente recuperados y devueltos a sus comunidades de origen.
La visión de Altnoder es clara: idealmente, el museo podría llegar a cerrarse una vez que todas las piezas hayan sido recuperadas. Sin embargo, este esfuerzo no se detiene ahí; se busca fomentar una red de cooperación entre fuerzas policiales, judiciales, mercadores de arte, Estados miembros y la sociedad civil, con la finalidad de desmantelar las organizaciones criminales que operan en el tráfico de bienes culturales.
Este tipo de delito, a menudo eclipsado por otros crímenes, incluye el saqueo de patrimonios en zonas de conflicto, excavaciones arqueológicas ilegales, robos en instituciones culturales, y la falsificación de obras de arte. La creación de esta plataforma virtual representa una luz de esperanza en un terreno difícil, ofrecido tanto a los interesados en la cultura como a aquellos que luchan por preservar el patrimonio de la humanidad.
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