UNESCO reconoce a la Pasión de Iztapalapa y provoca respuesta presidencial

La reciente celebración del reconocimiento de la Pasión de Iztapalapa como Patrimonio de la Humanidad ha suscitado un notable interés entre los ciudadanos y las autoridades de la Ciudad de México. Este evento, que tuvo lugar el 10 de diciembre de 2025, destaca no solo la riqueza cultural de esta tradición, sino también el esfuerzo colectivo para preservar y promover las manifestaciones artísticas y religiosas que forman parte de la identidad mexicana.

La Pasión de Iztapalapa, una representación teatral que lleva más de 175 años llevándose a cabo, es una de las tradiciones más emblemáticas de la Semana Santa en el país. Cada año, miles de actores locales participan en esta conmovedora dramatización que atrae a millones de visitantes, tanto nacionales como internacionales. La distinción por parte de la UNESCO no solo valida el valor cultural de esta tradición, sino que también la coloca en un marco global, elevando su perfil y la imagen de Iztapalapa como un destino turístico de interés cultural.

Claudia Sheinbaum, jefa de gobierno de la Ciudad de México, expresó su entusiasmo por este reconocimiento, subrayando la importancia de apoyar y celebrar las tradiciones que nutren la diversidad cultural del país. La colaboración entre las autoridades locales, la comunidad y las instituciones culturales ha sido clave para alcanzar este logro.

Este reconocimiento también plantea un futuro prometedor para el desarrollo cultural y turístico de Iztapalapa. La afluencia de visitantes que se espera como resultado de esta distinción puede generar un importante impulso económico para la zona, propiciando no solo el rescate de sus tradiciones, sino también la creación de nuevas oportunidades para la población local.

A medida que avanza la discusión sobre la cultura y el patrimonio en el contexto global, la historia de la Pasión de Iztapalapa sirve como un recordatorio del poder que tienen las tradiciones locales para conectar comunidades y crear un sentido de pertenencia. Este evento no solo celebra una tradición, sino que reafirma el compromiso de preservar y valorar la diversidad cultural, una tarea indispensable en un mundo cada vez más interconectado.

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