Venezuela ha intensificado sus ejercicios militares en las costas del país en respuesta a lo que su gobierno califica como amenazas inminentes, reafirmando su postura defensiva ante las acusaciones de narcotráfico y operaciones encubiertas por parte de Estados Unidos. El ministro de Defensa, Vladimir Padrino, declaró que estos ejercicios, que comenzaron hace 72 horas, tienen como objetivo proteger al país de “operaciones encubiertas que pretenden desestabilizar al interno del país”, además de hacer frente a los desafíos del narcotráfico y el terrorismo.
La reciente autorización de la administración del presidente estadounidense Donald Trump para realizar operaciones de la CIA en Venezuela ha intensificado el clima de tensión. Trump, que ha apuntado al presidente Nicolás Maduro como líder de supuestas redes de narcotráfico, está considerando ataques terrestres contra cárteles en el país caribeño. Esta situación se agrava con el despliegue de una flotilla de pescadores estadounidenses, que incluye buques, aviones de combate y un submarino nuclear, en lo que Caracas considera un intento de derrocar a su gobierno.
Desde el 2 de septiembre, las fuerzas estadounidenses han llevado a cabo diversas operaciones que resultaron en el bombardeo de 10 embarcaciones vinculadas al narcotráfico, con un saldo trágico de 43 muertos, ocho de esos ataques ocurrieron en el Caribe. Para contrarrestar estas acciones, militares venezolanos han sido desplegados en nueve estados costeros, como parte de las maniobras que Maduro ha ordenado. Las imágenes transmitidas por la televisión estatal muestran a los soldados con armamento antiaéreo, preparándose para enfrentar cualquier eventualidad.
Padrino también ha señalado que la CIA tiene presencia no solo en Venezuela, sino a nivel global, advirtiendo que cualquier intento de realizar operaciones encubiertas “fracasará”. En este contexto, el portaviones estadounidense USS Gerald R. Ford se unirá a la flotilla en el Caribe, participando en la lucha contra el “narcoterrorismo” en América Latina, mientras que se espera la llegada del buque de guerra USS Gravely a las costas de Trinidad y Tobago para ejercicios conjuntos programados entre el 26 y 30 de octubre.
Este despliegue militar y las acusaciones mutuas se dan en un clima de creciente tensión entre Caracas y Washington, donde la retórica de guerra parece adquirir nuevas dimensiones. El gobierno venezolano continúa insistiendo en que las acciones de Estados Unidos son parte de una narrativa construida para justificar una intervención, desestimando cualquier implicación en actividades ilícitas. Con las costas venezolanas convertidas en escenario de un ajedrez geopolítico, la situación sigue en desarrollo y el futuro cercano parece seguir marcado por la incertidumbre.
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