El gobierno venezolano ha intensificado sus acciones en respuesta a lo que percibe como “amenazas” provenientes de Estados Unidos y su despliegue militar en el Caribe. Para este sábado, se ha convocado un simulacro que busca preparar a la población ante posibles desastres naturales o conflictos armados. Esta decisión se produce en el contexto de la reciente movilización de ocho barcos y un submarino por parte del gobierno de Donald Trump, que asegura haber atacado embarcaciones vinculadas al narcotráfico proveniente de Venezuela, resultando en la muerte de 14 personas.
En una clara defensa de la soberanía nacional, el ministro de Exteriores, Yvan Gil, denuncia que las operaciones militares estadounidenses en la región contravienen la Carta de la ONU. Gil también ha calificado estas acciones de “ilegales e inmorales”, enfatizando que vulneran los derechos de Venezuela como Estado soberano.
Mientras tanto, la primera ministra de Trinidad y Tobago, Kamla Persad-Bissessar, ha expresado apoyo al despliegue estadounidense, alegando que estos cárteles caribeños generan “destrucción social”. La situación se vuelve más tensa a medida que Venezuela se prepara para la posibilidad de un estado de conmoción exterior. El presidente Nicolás Maduro ha anunciado que un decreto para tal estado ya está listo y en proceso de consulta. El fundamento legal establece que este estado se puede declarar en caso de un conflicto externo que amenace la seguridad nacional.
La preparación del pueblo también implica el reclutamiento de voluntarios para la Milicia, una fuerza compuesta por civiles, y la realización de ejercicios militares en áreas populares. El temor a un conflicto se ve exacerbado tras recientes sismos que, aunque no dejaron víctimas, generaron inquietud en un país poco acostumbrado a este tipo de fenómenos.
El tema se complica aún más con informes de NBC News que sugieren que responsables militares estadounidenses están considerando ataques contra narcotraficantes dentro de Venezuela, lo que podría escalar aún más el nivel de tensión en la región. En apoyo a la postura venezolana, el presidente nicaraguense Daniel Ortega ha denunciado el interés estadounidense en adueñarse de los recursos petroleros del país suramericano, acusando a Washington de motivar sus acciones bajo el pretexto de la lucha contra las drogas.
La situación se torna crítica no solo por el despliegue militar y la preparación bélica en Venezuela, sino también por la creciente retórica en torno a la defensa de la soberanía y la integridad territorial del país. Las tensiones continúan en un contexto internacional marcado por acusaciones mutuas y una creciente polarización entre naciones.
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