Víctimas del delincuente sexual Jeffrey Epstein han expresado su indignación tras la reciente publicación de documentos sobre los casos en su contra, muchos de los cuales están plagados de censura. Los expedientes, divulgados el pasado 19 de noviembre, traen consigo un semillero de preguntas y desconfianza, especialmente por las amplias secciones tachadas y las imágenes ocultas que rodean a figuras prominentes como el expresidente Bill Clinton y otras celebridades de renombre.
Entre el material presentado, varias fotografías muestran a Epstein en compañía de personas influyentes, entre las que destacan los músicos Mick Jagger y Michael Jackson. Sin embargo, la falta de transparencia ha avivado las teorías de conspiración que sugieren un encubrimiento por parte de altos funcionarios. En este contexto, el senador demócrata Chuck Schumer ha alzado la voz al cuestionar la visibilidad de ciertos documentos, insinuando que el gobierno podría estar ocultando información vital. “Si retiran esto, imaginen cuánto más están tratando de ocultar”, afirmó, subrayando la necesidad de claridad en un asunto tan delicado.
Una de las víctimas, Jess Michaels, dedicó horas a revisar los documentos, pero se mostró frustrada al no encontrar su declaración ni las comunicaciones pertinentes sobre su denuncia ante el FBI. “¿Esto es lo mejor que puede hacer el gobierno? Ni siquiera una ley del Congreso nos está dando justicia”, exclamó. La situación se complica aún más por la existencia de un documento de 119 páginas, completamente censurado, etiquetado como “Gran Jurado-NY”, lo que intensifica la percepción de opacidad en torno a la gestión del caso.
El congresista republicano Thomas Massie criticó la publicación, argumentando que incumple tanto el espíritu como la letra de la ley que exige la divulgación de toda la información, excepto aquella que puede comprometer la privacidad de las víctimas. Massie junto a Schumer, coincide en que la entrega de un “mar de páginas tachadas” no solo socava la transparencia, sino que también afecta la búsqueda de justicia por parte de las víctimas.
El fiscal federal adjunto Todd Blanche ha defendido la integridad del proceso, asegurando que no hubo intención de ocultar información para proteger a ninguna figura política, incluida Donald Trump, quien fue amigo de Epstein. El expresidente, ahora en campaña para 2024, había presionado para retrasar la publicación de estos archivos y se vio obligado a ceder ante las presiones del Congreso, incluyendo del mismo Partido Republicano. Esta saga ha absorbido a su base más conservadora, alimentando teorías conspirativas sobre una supuesta red de trata de personas vinculada a la élite global.
Mientras tanto, Ghislaine Maxwell, ex novia de Epstein y la única condenada por los delitos asociados a él, cumple una pena de 20 años por su papel en el reclutamiento de menores. La muerte de Epstein, oficialmente considerada un suicidio, continúa generando controversias y preguntas sin respuesta, en un caso que revela las complicadas interacciones entre poder, fama y criminalidad.
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