La adaptación teatral de la emblemática obra 1984 de George Orwell, producida por la compañía francesa Collectif 8, se ha convertido en un punto de reflexión sobre la interacción entre la humanidad y la tecnología. En un mundo cada vez más vigilado y complejo, esta producción invita al público a cuestionar el uso de la información y el poder en nuestra sociedad.
Bajo la dirección de Gaële Boghossian, la obra busca sumergir a los espectadores en un ambiente inquietante, recreando la atmósfera de miedo y paranoia del texto original. La puesta en escena utiliza un software de videojuegos para crear edificaciones que complementan la narrativa, llevando a la audiencia a reflexionar sobre sus propias libertades.
Este montaje se presentará en el Teatro Estefanía Chávez Barragán, en la Facultad de Arquitectura de la máxima casa de estudios, los días 9, 10 y 11 de octubre, como parte del Festival Cultura UNAM. Posteriormente, se escenificará en el 53 Festival Internacional Cervantino los días 14 y 15 de octubre.
La directora ha compartido su motivación para adaptar esta obra en un momento crítico: la pandemia. En este contexto, muchos se sintieron privados de derechos básicos y preocupados por el flujo constante de información en redes sociales. Boghossian ha señalado que, en un mundo gobernado por la tecnología, es esencial cuestionar cómo se ejerce el poder y cómo se manipula la verdad.
Además, ha reflexionado sobre el impacto del poder en la humanidad, destacando la transformación que provoca cuando se ejerce sin ética. Para ella, el poder no solo se manifiesta en la política, sino también en la vida cotidiana. En su enfoque, prefiere cultivar la confianza en su equipo en vez de imponer su autoridad.
En marcado contraste con la realidad, la obra incorpora proyecciones visuales que, según la directora, no tienen la intención de manipular al público, sino de estimular la reflexión sobre la realidad y la ficción.
Boghossian busca crear un espacio que invite a la audiencia a reexaminar la naturaleza de la humanidad y a resistir las presiones que amenazan su libertad. La directora, consciente de sus propias limitaciones, ve en la obra una poderosa herramienta para sensibilizar a los jóvenes y fomentar una sociedad más justa.
Un elemento crucial en esta adaptación es el diálogo entre los personajes y la figura omnipresente de El Gran Hermano, representado por Paulo Correia, quien enfatiza la importancia de la memoria en la lucha contra la opresión.
Al abordar la relación entre el ser humano y la tecnología, la directora subraya la necesidad de recordar nuestra esencia humana frente a un mundo saturado de dispositivos tecnológicos. La obra se convierte, entonces, en un recordatorio de la vigilia necesaria para proteger la humanidad en un contexto de creciente artificialidad.
Con actuaciones destacadas de Correia, Damien Remy (Winston) y Judith Rutkowski (Julia), la interpretación de Collectif 8 promete ser una experiencia inmersiva que resonará en la conciencia colectiva del público.
La adaptación de 1984 no solo es un reflejo de la obra literaria, sino también una invitación a la autoexploración y la resistencia, en un momento en el que la vigilancia y la manipulación de la información son más relevantes que nunca.
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