Los tomates lanzados en la pelea que se inició en las calles de la pequeña ciudad de 10.000 habitantes en pleno día se consideran demasiado maduros y de baja calidad. Sin embargo, su precio ha subido un 35% respecto a 2019, cuando se pagaban 40.000 euros por los tomates.
Declarado festival de interés turístico internacional hace 20 años, el evento, que dura sólo una hora, atrajo este año a más de 20.000 participantes.
Sólo los residentes, con 7.000 entradas reservadas, fueron admitidos gratuitamente. Los demás pagaron una entrada de 12 euros.
“Es un festival que gusta a todos los que nos visitan y es un día muy grande para nosotros”, dijo Juncal Carrascosa, alcaldesa de Buñol. “¡Asqueroso, pero al mismo tiempo maravilloso!”
En cuanto al beneficio económico reportado por La Tomatina, María Valles, concejala de Turismo, dijo que se generarán alrededor de dos millones de euros de ingresos en la provincia de Valencia, ya que quienes pasaron el día en Buñol pernoctaron en Valencia o en la zona turística de la costa mediterránea.
No está claro cómo surgió la fiesta de la Tomatina. Una historia cuenta que un artista estaba tocando tan mal en la plaza del pueblo que la gente que había pagado una entrada cogió tomates de los vendedores cercanos y se los tiró.
El acto resultó tan “emocionante” que se repitió al año siguiente.
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