Veinte de los 190 miembros de ETA recluidos en cárceles españolas han solicitado participar en los talleres de justicia restaurativa puestos en marcha por Instituciones Penitenciarias para que los condenados por todo tipo de delitos se sienten cara a cara con sus víctimas y les pidan perdón.
El objetivo, a semejanza de los 14 encuentros celebrados en 2011 con reclusos arrepentidos de la organización terrorista acogidos a la llamada Vía Nanclares, es que las víctimas consigan una reparación, al menos simbólica, por el daño sufrido y, a la vez, facilitar la reinserción de los presos haciéndoles conscientes del dolor que han causado.
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Sin embargo, a diferencia de aquella iniciativa —interrumpida tras la llegada del PP al Gobierno aquel año—, estos “diálogos restaurativos” no están enfocados exclusivamente a etarras, sino que en ellos participan desde enero de 2020 todo tipo de reclusos, salvo los penados por violencia de género y delitos sexuales.
Fuentes oficiales de Instituciones Penitenciarios han confirmado a este diario el interés de un grupo de etarras por intervenir en estos talleres y el respaldo del Ministerio del Interior a la iniciativa. “La justicia restaurativa es, sobre todo, un derecho de las víctimas, pero también una oportunidad de reinserción para los condenados, incluidos los presos de ETA, que tienen el mismo tratamiento que el resto de la población reclusa”, señalan.
Contemplados en el Estatuto de la Víctima
Los talleres de justicia restaurativa que van a seguir los presos etarras no son nuevos. Contemplados en el artículo 15 del Estatuto de la Víctima, se realizan desde 2016, aunque entonces solo se ofrecían a condenados que cumplían sus penas a través de medidas alternativas, no dentro de prisión.