El sector de la atención veterinaria está a punto de experimentar una transformación significativa, sobre todo en el ámbito de las clínicas y consultorios de bajo costo. Este nicho de mercado ha permanecido relativamente inexplorado, lo que ha llevado a la previsión de que grandes cadenas de farmacias y retailers se establecerán en él, buscando capitalizar su potencial de crecimiento.
Farmacias Similares ya ha dado un paso importante con su iniciativa SimiPet Care, y la posibilidad de que Farmacias del Ahorro y Walmart de México y Centroamérica sigan su ejemplo está en la agenda, según Ernesto Ávila, presidente del Grupo de Amascota de la Conafab. El mercado de atención médica veterinaria en México está proyectado para alcanzar un valor de 1,590 millones de dólares para el año 2029, con una tasa de crecimiento anual compuesto del 6.39 % según datos de Mordor Intelligence. Esta proyección evidencian la atractividad del sector, especialmente al considerar que los servicios veterinarios accesibles podrían beneficiar a diversos segmentos de la población.
Aunque Walmart intentó establecer una farmacia piloto en el sector antes de la pandemia con resultados adversos, su reciente acuerdo con la plataforma de telesalud veterinaria Pawp para ofrecer consultas remotas marca un interés renovado en el sector.
Establecer un consultorio o clínica veterinaria competitiva conlleva una inversión considerable, que oscila entre 5 y 7 millones de pesos. Ávila señala que el negocio principal de estos consultorios radica en la venta de medicamentos, aunque muchas farmacias aún no cuentan con una marca propia para dichos productos. Para superar esta limitación, nuevos participantes podrían considerar adquirir laboratorios o colaborar con terceros en la producción.
Sin embargo, las barreras de entrada son significativas; el alto costo inicial es uno de los principales desafíos que enfrentan los nuevos emprendedores. De acuerdo con estudios, apenas cuatro de cada diez clínicas veterinarias logran operar más de una década. Aunque las grandes cadenas de farmacias disponen de los recursos financieros suficientes para superar estos retos, su interés en el sector ha sido limitado hasta ahora, debido a la falta de condiciones favorables.
Además, la profesionalización de la clínica veterinaria como un modelo de negocio sigue en sus etapas iniciales para muchos veterinarios, que en su mayoría no están preparados para asumir el papel de emprendedores. Las complicaciones regulatorias, fiscales y laborales añaden otra capa de dificultad para quienes desean establecerse en este ámbito.
Otro reto significativo es la escasez de médicos veterinarios. A pesar de contar con 47 universidades que ofrecen esta formación, la demanda de profesionales supera la oferta. Este vacío, combinado con las estrictas regulaciones impuestas por entidades como Senasica y Cofepris, que exigen instalaciones adecuadas y separadas de las farmacias, complica aún más la creación y el mantenimiento de clínicas veterinarias sostenibles.
La falta de desarrollo del mercado veterinario puede atribuirse a la inestabilidad financiera de muchas clínicas, además de la cultura de cuidado preventivo, que aún no se ha implantado de manera contundente entre los dueños de mascotas. En este contexto, el potencial de crecimiento en el sector sigue latente, esperando a ser explorado por aquellos dispuestos a superar los obstáculos existentes.
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