La noche del 8 de agosto de 2025, un incendio en las capillas orientales de la Mezquita-Catedral de Córdoba volvió a poner en el centro del interés internacional a este emblemático monumento. Aunque los daños fueron limitados y el fuego controlado en poco más de una hora, el incidente subraya la fragilidad de un edificio que ha sido testigo de más de doce siglos de historia.
La Mezquita-Catedral, Patrimonio de la Humanidad, es mucho más que un simple icono arquitectónico; simboliza la rica y compleja historia de la península ibérica, donde islam, cristianismo y transformaciones arquitectónicas se entrelazan. Comprender su historia es esencial para valorar su significado cultural y su resistencia ante terremotos, conflictos y, como se evidencia, el fuego.
La historia de la Mezquita-Catedral se remonta al siglo VIII, con la llegada de la dinastía omeya a la península ibérica tras ser derrocada en Oriente. En 785, Abderramán I inicia la construcción de una mezquita que, con los años, se convertiría en el más relevante oratorio del Occidente musulmán. Utilizando columnas y capiteles romanos y visigodos, el edificio incorpora una innovadora doble arcada con dovelas rojas y blancas.
El esplendor de la mezquita se amplió en el siglo X, bajo el califato de Abderramán III y su hijo al-Hakam II, cuando Córdoba se estableció como uno de los centros culturales más importantes del mundo islámico. La majestuosidad de esa era se refleja en las expansiones que llevaron a la creación de un mihrab decorado con mosaicos dorados y un ambiente ceremonial que amalgamaba política y religión.
La conquista de Córdoba por Fernando III en 1236 transformó la mezquita en iglesia cristiana, lo que con el tiempo llevó a la adición de capillas y altares. A lo largo de los siglos, mantenía un diálogo arquitectónico armonioso entre islam y cristianismo, pero las intervenciones arquitectónicas del siglo XVI, especialmente la construcción de una nave renacentista, alteraron para siempre el perfil del monumento. Esta transformación, impulsada por el obispo Alonso Manrique en 1523, desafió las críticas de muchos, incluido el emperador Carlos V, quien lamentó la pérdida de la singularidad del lugar.
El siglo XIX marcó un renacimiento en la percepción del monumento. En 1882, la Mezquita-Catedral fue designada Monumento Nacional, iniciando una serie de restauraciones que pusieron en valor sus elementos islámicos, y se llevaron a cabo excavaciones que revelaron una rica historia bajo sus cimientos.
En 1984, la UNESCO declaró la Mezquita-Catedral como Patrimonio de la Humanidad, y su popularidad ha ido en aumento, alcanzando en 2024 un récord de 2,18 millones de visitantes.
Sin embargo, el reciente incendio es un recordatorio de la vulnerabilidad del patrimonio cultural. No es el primero en la historia del edificio, ya que a lo largo de los años ha sobrevivido a incendios y desastres, pero cada incidente reitera la necesidad de implementar medidas de seguridad y gestión adecuadas para preservar este invaluable legado.
Hoy, la Mezquita-Catedral de Córdoba se erige como un compendio arquitectónico único que combina diversas influencias, evocando la grandeza de Al-Andalus y la ambición de la España cristiana. Este imponente monumento, que ha resistido el paso del tiempo, continúa siendo un organismo vivo que se adapta y ofrece inspiración inagotable a quienes cruzan sus puertas.
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