En 2025, la mujer deportista que esculpe su cuerpo, levanta pesas o corre maratones no solo busca “mantenerse en forma”: está redefiniendo su poder, su sensualidad y su identidad. Esta fuerza, a la vez seductora e inquietante, desafía las normas en una sociedad que proclama igualdad, pero que permanece atrapada en el sexismo. La figura de la mujer atlética choca con el ideal de lo “femenino frágil”, generando una tensión palpable.
En este contexto, ser más rápida, musculosa o resistente que su pareja—especialmente en relaciones heterosexuales—puede provocar celos y malestar, evidenciando que las normas de género siguen vigentes. La paradoja es sorprendente: en una sociedad obsesionada con el rendimiento y el cuerpo perfecto, las mujeres que logran alcanzar este ideal a veces se convierten en las mismas figuras que los hombres temen amar.
A través de plataformas como Instagram y en diversos espacios públicos, las mujeres y sus cuerpos atléticos envían un mensaje contundente: la fuerza ya no es un privilegio masculino. Desde corredoras hasta maratonistas, es común ver figuras femeninas desafiando los límites y reclamando su espacio en el ámbito deportivo.
De acuerdo con datos del INEGI, en México, el 36.8% de las mujeres reportaron realizar ejercicio en su tiempo libre, un aumento significativo en un país que enfrenta largas horas laborales y una alta tasa de natalidad, con un notable porcentaje de madres solteras. Desde 2023, ha habido un incremento del 2.8% en mujeres que comienzan a participar en actividades físicas a nivel competitivo.
A nivel internacional, la participación femenina en deportes de alto rendimiento ha mostrado un crecimiento impresionante. Por ejemplo, en el Marathon des Sables Legendary 2025, un ultramaratón que se extiende por once días en el desierto de Marruecos, el 56% de los participantes fueron mujeres. Este hecho desafía la percepción arraigada de que los hombres son, por naturaleza, superiores en deportes.
La relación entre la mujer y el deporte, históricamente limitada a una motivación estética, está revolucionando el orden establecido. El deseo de moldear el propio cuerpo y de ocupar un espacio que ha sido tradicionalmente masculino narra una historia de libertad, pero también de resistencia. El poder femenino sigue siendo visto con recelo en ciertos sectores de la sociedad.
A pesar de las iniciativas para promover una imagen de inclusión en la ropa deportiva, persiste una doble moral que elogia la determinación, siempre que esta se exprese dentro de los límites de lo considerado grácil y sexy. Este dilema se vuelve evidente cuando una mujer se esfuerza de manera notable, cruzando una línea invisible y desafiando las normas de rol de género tradicionalmente establecidas, que postulan una feminidad pasiva y no competitiva.
La dinámica entre la athleticidad femenina y la percepción de la sociedad continúa evolucionando, generando un diálogo esencial sobre la igualdad de género y la redefinición de la identidad femenina en el mundo del deporte. Esta transformación social invita a una reflexión constante sobre los conceptos de fuerza, sensualidad y poder en el ámbito contemporáneo.
Gracias por leer Columna Digital, puedes seguirnos en Facebook, Twitter, Instagram o visitar nuestra página oficial. No olvides comentar sobre este articulo directamente en la parte inferior de esta página, tu comentario es muy importante para nuestra área de redacción y nuestros lectores.
![[post_tittle]](https://columnadigital.com/wp-content/uploads/2025/11/¿Ser-atleta-afecta-el-amor-en-2025-1140x570.jpg)
![[post_title]](https://columnadigital.com/wp-content/uploads/2025/11/Destinos-para-un-fin-de-semana-cerca-de-CDMX.com2F1e2F7a2F788ada4b4674a00b17fa7f1cf3c62Fl-75x75.jpeg)
