El Banco Central de Brasil ha decidido mantener su tasa de interés de referencia, la Selic, en un firme 15%. Esta medida, anunciada recientemente, refleja el esfuerzo de las autoridades brasileñas por contener una inflación que presenta indicios de desaceleración en la nación suramericana, la más grande de América Latina.
Este es el nivel de interés más alto desde julio de 2006, cuando se registró una tasa de 15.25%. La decisión va en contra de los deseos del gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien ha instado a lo largo de 2023 a reducir la tasa con el fin de estimular un crecimiento económico que ha mostrado signos de debilidad. Desde octubre de 2024, el Banco Central elevó la Selic en siete ocasiones consecutivas, manteniéndola sin cambios en los meses más recientes de julio, septiembre y noviembre.
El Comité de Política Económica (Copom) señaló que los riesgos inflacionarios, tanto al alza como a la baja, son más altos de lo habitual. En este contexto, los analistas del mercado anticipaban casi unánimemente la decisión de mantener la tasa, según una encuesta realizada por el diario Valor Económico entre más de cien instituciones financieras.
La meta del Banco Central es lograr una inflación situada dentro de la banda de tolerancia oficial de 1.5% a 4.5%. En noviembre de este año, Brasil registró una inflación interanual de 4.46%, entrando por primera vez en el rango esperado en lo que va de 2025. Además, las perspectivas de inflación para 2025 también han sido ajustadas a la baja, con un pronóstico ahora del 4.40%.
Sin embargo, la permanencia de tasas de interés elevadas está contribuyendo a una desaceleración en la economía brasileña. Durante el tercer trimestre de 2025, el Producto Interno Bruto (PIB) creció un 1.8% interanual, aunque esta cifra muestra una disminución frente al segundo trimestre del mismo año. En su reunión de septiembre, el Copom había estipulado que la Selic se mantendría en este nivel durante un período prolongado, lo que subraya la preocupación por un crecimiento robusto en el futuro.
Mientras tanto, el próximo encuentro del Copom está programado para enero, momento en que se anticipa que se revisarán nuevamente las condiciones económicas del país. La actualidad brasileña se dibuja como un delicado equilibrio entre la contención de la inflación y el impulso económico, lo que sin duda influirá en la política monetaria en los meses venideros.
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