Es común que durante la temporada navideña disfrutemos de un suculento pollo al horno. Sin embargo, en ocasiones, y por motivos de planificación, nos encontramos con sobras que necesitan ser almacenadas de manera adecuada. Conservar las sobras de pollo no es solo una cuestión de aprovechar los alimentos; también es fundamental para garantizar nuestra salud. Por eso, es crucial entender cuánto tiempo puede durar el pollo recalentado en el refrigerador y cómo debemos almacenarlo correctamente.
El término “pollo recalentado” se refiere a las piezas de pollo que ya han sido cocidas una vez, luego refrigeradas y volvéis a calentar. Esto, particularmente, suele suceder con frecuencia después de las celebraciones decembrinas. Pero, ¿cuánto tiempo se puede guardar este pollo sin poner en riesgo nuestra salud?
Según el Departamento de Agricultura de EE. UU. (USDA), el pollo cocido debe ser consumido en un lapso de 3 a 4 días después de su preparación, siempre que se haya almacenado correctamente. Este plazo es fundamental, ya que, aunque la refrigeración ayuda a ralentizar el crecimiento de bacterias perjudiciales, no lo detiene por completo. Después del cuarto día, el riesgo de proliferación bacteriana incrementa significativamente.
Es importante destacar que, aunque el pollo aparente estar en buenas condiciones visuales, las bacterias no siempre son detectables a simple vista. Por lo tanto, lo más prudente es no arriesgarse a consumir alimentos que han superado este tiempo de refrigeración.
¿Cómo podemos garantizar que el pollo se conserve adecuadamente? Aquí hay algunos consejos prácticos:
Refrigeración inmediata: Es esencial refrigerar el pollo dentro de las dos horas después de cocinarlo. De lo contrario, las bacterias pueden comenzar a multiplicarse de forma peligrosa.
Envases herméticos: Almacenar el pollo en contenedores bien sellados no solo previene que se seque, sino que también evita que otros olores del refrigerador lo contaminen.
Etiquetado: Colocar una etiqueta con la fecha en que el pollo fue guardado es una excelente forma de llevar un control del tiempo que ha estado en refrigeración.
No recalentar más de una vez: Cada proceso de recalentamiento y refrigeración eleva el riesgo de crecimiento bacteriano. Por ello, es recomendable calentar el pollo solo una vez antes de consumirlo.
Siguiendo estas pautas, no solo podemos disfrutar de las deliciosas sobras de pollo, sino que también nos aseguramos de que nuestros hábitos alimenticios sean seguros y saludables. Recuerda: una adecuada conservación de los alimentos es clave para evitar problemas de salud a largo plazo.
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