En las festividades navideñas, ciertos platillos brillan por su elegancia y sabor, y el Wellington de salmón se ha consolidado como un favorito especial en la mesa. Esta versión del clásico, es más ligera que sus contrapartes tradicionales, pero mantiene ese efecto “wow” que tanto se espera al momento de servir.
El salmón, al estar asociado con celebraciones y reuniones familiares, juega un papel fundamental en la atmósfera festiva. Su presentación, envuelto en un hojaldre dorado, con una capa fragante de champiñones y hierbas, convierte este plato en una experiencia culinaria que invita a compartir, haciendo que las sobras sean poco comunes.
Ideal para aquellos que buscan ofrecer algo diferente en el menú navideño sin apartarse de la tradición de un platillo central espectacular, el Wellington de salmón se adapta perfectamente tanto a cenas formales como a comidas familiares. Además, armoniza a la perfección con guarniciones clásicas de la temporada.
La receta es sencilla y está diseñada para seis personas. Se requiere un lomo grande de salmón (900 g a 1 kg), 400 g de champiñones, una chalota o un cuarto de cebolla, mantequilla, aceite de oliva, hierbas frescas como eneldo o tomillo, espinaca baby (o jamón serrano, opcional), una lámina de hojaldre y ralladura de limón (opcional).
La preparación comienza secando bien el salmón, sazonándolo y reservándolo mientras se elabora el duxelle, una mezcla de champiñones y chalota sofritos hasta que el líquido se evapore por completo. Esta mezcla se enfría antes de ser extendida sobre una capa de espinacas o jamón, y finalmente se envuelve alrededor del salmón, el cual se refrigera para afirmar su forma.
A continuación, el hojaldre se extiende para envolver el salmón, asegurando que las juntas queden bien selladas antes de barnizar con huevo batido. Luego, se hornea a 190 °C durante 30 a 35 minutos, hasta que el hojaldre esté dorado y crujiente, y el interior mantenga la jugosidad del pescado.
Al servir, se recomienda rebanar el Wellington con cuidado y presentarlo al centro de la mesa, acompañado de puré de papas, ensalada verde o verduras asadas, asegurando que cada comensal pueda disfrutar de esta obra maestra culinaria.
El Wellington de salmón no solo resalta por su sabor, sino que se convierte en el centro de atención, un excelente ejemplo de cómo se pueden incorporar ingredientes festivos en una comida que rinde homenaje a la tradición, mientras se ofrece un giro refrescante a la celebración navideña.
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