En Egipto, las mujeres que utilizan coches compartidos ya no se sienten seguras. Los conductores, en su mayoría hombres, están acosando sexualmente a las pasajeras, creando una nueva forma de agresión hacia las mujeres en este país. Esta práctica ha sido catalogada como una forma de violencia de género, y aunque el gobierno ha declarado que tomará medidas, aún hay mucho por hacer para evitar que estas situaciones se sigan presentando.
Los coches compartidos son utilizados por muchas personas en Egipto que no pueden pagar un taxi o un automóvil propio. Los conductores, que además de ser en su mayoría hombres, están costumbrados a manejarse en un ambiente donde el acoso sexual es visto como normal y permitido. Las pasajeras han tenido que lidiar con comentarios lascivos, tocamientos no deseados e incluso, en algunos casos, han sido víctimas de violación.
Aunque muchas mujeres han hablado sobre este problema, hay una gran cantidad de casos que se mantienen en silencio por miedo a las represalias. Algunas pasajeras han decidido incluso renunciar a utilizar los coches compartidos debido al acoso sexual. El temor de ser victimizadas por los conductores ha llevado a que muchas mujeres adopten otras formas de transporte, a pesar de que para muchas de ellas, el costo es muy alto.
Las autoridades han declarado que tomarán medidas para garantizar la seguridad de las mujeres en estos coches compartidos. Estas medidas incluyen la exigencia de cámaras de seguridad en los vehículos, así como la creación de un registro de conductores y pasajeras. Sin embargo, estas medidas aún no han sido implementadas, por lo que las mujeres continúan expuestas a situaciones peligrosas.
Es importante destacar que el acoso sexual en Egipto no es un fenómeno nuevo. La cultura machista y patriarcal del país ha creado un ambiente en el que el acoso sexual no solo es tolerado sino normalizado. En este contexto, es fundamental que se tomen medidas concretas para luchar contra este tipo de violencia de género, que no solo afecta a las mujeres que utilizan coches compartidos, sino a todas las que viven en ese país.
En resumen, el acoso sexual en los coches compartidos en Egipto es una forma de violencia de género que requiere atención inmediata. Aunque el gobierno ha anunciado que tomará medidas, aún no se han implementado, lo que deja a las mujeres en una situación de vulnerabilidad. Es importante que se promulguen políticas definitivas que garanticen la seguridad de las mujeres en este tipo de transporte, así como en todos los ámbitos de la vida en Egipto. Solo así se podrá crear un país más justo y seguro para todas las personas.
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