La política española sigue siendo un laberinto complicado de entender. A tan solo tres días del fin del plazo para sellar el acuerdo entre varios partidos políticos, se han encontrado con múltiples enredos. El objetivo del pacto era sumar fuerzas para conseguir el control del país, pero está claro que las distintas ideologías y posturas políticas no están ayudando a llegar a una conclusión. La situación parece estar al borde del abismo y la tensión se palpa en el ambiente.
Cada vez son más las voces que se preocupan por el destino de nuestro país. Los ciudadanos se preguntan si realmente están siendo representados por aquellos que prometieron luchar por sus derechos. Además, el clima de incertidumbre ha conllevado una inquietud social y económica que no contribuye a la estabilidad que todos necesitamos. Puede que la no consecución del acuerdo tenga consecuencias muy graves para todos los ciudadanos.
Es evidente que las fracturas dentro del espectro político español se han acentuado. Las negociaciones entre las distintas fuerzas no dejan de ser una pugna de intereses partidistas, donde objetivos como el bienestar general de la ciudadanía parece ser algo secundario. El proceso se ha enrarecido al límite. Todavía hay una pequeña esperanza de que las distintas partes encuentren un terreno común para llegar a un buen acuerdo.
Pero, siendo realistas, ¿cuáles serán las consecuencias para el país en caso de que el pacto no se materialice? Es posible que la situación se agravaría tanto que podría llevar a una nueva convocatoria de elecciones. Y para una sociedad que ya ha cerrado ciclos electorales una y otra vez, esto puede resultar agotador y desmotivador. Aunque no queramos aceptarlo, esta situación presupone una pérdida de eficacia, de compromiso y de credibilidad en nuestras instituciones. La política debe estar al servicio de la sociedad y no al revés. Resulta complicado, pero es lo que tanto necesitamos.
Sea como fuere, la situación sigue en un punto muerto y a la espera de acontecimientos. Solo queda mantener la calma y esperar que el diálogo y las negociaciones entre las distintas fuerzas políticas desemboquen en un acuerdo beneficioso para todos. El futuro de nuestro país está en juego y solo juntos, desde la unidad, podremos superar cualquier adversidad.
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